Sex o no sex: yo he venido aquí a hablar de mi cama

editorial

antoniamagazine-edito-la13catorcedescojonadaNo se me ocurre peor momento para hablar de SEXO que este en el que me hallo, pero porque me debo a mi Antonia, me dispongo a airear mis trapos sucios y mis limpias sábanas desde el más absoluto barbecho y las dos velas más negras. (Bueno, por eso y porque la jefa me ha dado la portada…) ¿Quién dijo miedo? ¡Let´s talk about sex!

SEXO: esa denostada palabra asociada no sé muy bien porque al AMOR. SEXO durante horas, noches, días, meses, años. De todos los colores, sabores y pesos. La sal de la vida. El motor de la civilización… O no??? Toda una vida ligada a ese demonio que nos hace perder las bragas y en muchas ocasiones la dignidad. A menudo da más quebraderos de cabeza que satisfacciones. Ese eterno subidón-bajón más propio de las drogas, o de atracar la nevera. Un instante en el paladar y toda la vida en las lorzas. Un ratito (o ratazo, según) entre las piernas y ya tenemos montado el lío de la temporada…. A no ser que seas MUY práctica. YO NO. Creo que ya he hablado de mi adicción a las adicciones…, así que dame veneno que quiero morir que sarna CON GUSTO NO PICA (he dicho no pica?).

Quizás deis por hecho la alegre promiscuidad de mi persona dados estos mis escritos, pero en el fondo siempre lo hago en pos de la eterna búsqueda de un amor a menudo efímero. Bueno… casi siempre…La promiscuidad femenina es un mito. Una especie de peaje (un peaje molón, no digo yo que no) que hay que pagar en la búsqueda del amor. De hecho la gran mayoría de las mujeres que conozco hubieran sido tachadas de rameras cuando no quemadas en la hoguera teniendo en cuenta el rosario de amantes desgranados en la cotidianidad de sus vidas, pero es lo que nos toca: lidiar con una absurda generación de machos que se parapeta tras supuestos complejos de Peter Pan para eludir ciertos comportamientos biológicos propios de su edad y ante los que la modernidad poco tiene que decir y que nada tienen que ver con dejar de ser “hipster”. A ver que me estoy metiendo en jardines que no vienen al caso… ¡YO HE VENIDO AQUÍ A A HABLAR DE MI CAMA!  (Otro día os hablo de  las tonterías que he hecho por Amor, que son bastantes más. Así que llamadme romántica, y no promiscua. ¡JA!)

En esta “sufrida” búsqueda puedes acabar pareciendo La Pollicienta y con fama de putón, sobre todo cuando llegas a un garito y empiezas “sile-sile-sile-nole (claro, es marica)-…”, cuando tu sólo querías encontrar al “hombre de tu vida”.  A mí me ha pasado DE TODO: caídas en 90º contra la puerta abierta de un baño, lubricantes sacados en el momento menos oportuno con arte de prestidigitador de un cajón, casi caída de la litera, gatillazos a gogó, ataques de ansiedad en pleno fregao, polvos conejeros, complejo de muñeca hinchable, extrañas reacciones alérgicas postcoitales, chichones, y muchos, muchos moratones (Dior aprieta pero no ahoga). Un variopinto percal… Vamos, que si me pongo a soltar por esta boca tiembla Malasaña, os lo digo….

Debido al citado barbecho tiraré de archivo.

El mejor encuentro sexual que recuerdo (esto de “que recuerdo” es un dato importante a tener en cuenta desde que el Jaggermaister entro en el mercado nocturno español), fue con un individiuo de cuyo nombre prefiero no acordarme que follaba tan bien como pesado era el muchacho. ¡Qué plasta! No se iba de mi casa ni con agua caliente….y mira que cuando una quiere es muy explícita, por no decir muy borde.

Y el peor?? (Tranquilos muchachos…) en Barcelona. De este si que no me acuerdo del nombre. Era argentino, creo… o no… No sé….El caso es que después de deambular de after en after, …acabe follando en su casa estando su primo a escasos metros roncando en un sofá. Me quedé dormida en plena acción. No os digo más. Cuando me desperté,( no os podría decir cuanto tiempo pasó), me fui medio desnuda para no hacer ruido y me acabé de vestir en el portal. Ni cerré la puerta para no despertarle, bueno… despertarles…

Pero lo cierto es que salvando maravillosas y horribles excepciones, yo nunca he conseguido hacerme con un AMANTE en el más estricto sentido de la palabra. Si me gustan para follar, me gustan para algo más (excluyendo, insisto,  relaciones esporádicas de aquí te pillo-aquí-te-em-po-tro venidas de garitos, gimnasios, calles,…Cómo me gusta esto de de ligar por la calle, por cierto). Así que hasta para alguien tan poco pragmático como yo en este ámbito, no siempre van de la mano amor y sexo. Es más casi me aventuro a decir que en muchas ocasiones puede ser  inversamente proporcional. Haciendo recuento, he echado grandes polvos con grandes gilipollas, cosa que me preocupa bastante…

A veces me pregunto, si esta eterna dicotomía no estará asociada a la más rancia tradición y si será posible de una vez por todas que consigamos separarlo, al menos más a menudo. Qué siiiiiií, que todas sois muy modernas y habéis tenido folla-amiiiiigos, pero lo cierto es que a menudo se cae por alguna de las dos partes en la búsqueda de “algo más” o en la de la precipitación al vacio del concepto de la amistad cuando la cosa pasa de 3 los encuentro sexuales. El resultado suele ser dejar de follar y dejar de ser amigos.

Por otra parte debo decir que los hombres de HOY EN DÍA, tampoco están muy por la labor. ¿Qué fue de aquellas masas de testosterona que te invitaban a copas a destajo con el único propósito de llevarte al huerto al borde del coma etílico? NI RASTRO amigas. Los hombres de hoy en día están amariconados. Con razón se nos caen las bragas cuando entra algún macho nuevo en el Star System que de la talla (¿he dicho la talla?) de Hugh Jackman o Michael Fassbenders. ¿Es por su físico? Nooooo… Es por la masculinidad que desprenden. Hombres que se visten por los pies, de pelo en pecho y meada en pared. Y eso que yo tampoco he sido nunca de esto….(De Gordos, de Flacos, sí, pero de cachas no, mira…)

Así que muchas mujeres viven en el plano de la insatisfacción sexual. Hoy por hoy es a ellos a quien les duele la cabeza o tienen que madrugar. Estamos en una era dominada por las mujeres y esto también se nota en el sexo. Somos demasiado «superwoman» de repente y les cuesta asimilarlo. Todo está cambiando: los modelos de negocio, el modelo de familia, y la forma de relacionarnos sexualmente pues también y ahora tenemos la sartén por el mango (he dicho mango?)

Entonces es cuando te planteas si no será más práctico ir a por pilas al súper que echarte una vez más a las calles donde es más probable que te hagas un esguince con tus nuevos andamios que conseguir algo remotamente parecido a un buen polvo. Y eso que tampoco soy yo muy de cacharros. (Soy más de letras y de fetiches que de tecnología pura y dura… ¿he dicho dura?)

Últimamente me acuesto y me levanto sola. Mejor sola que mal acompañada, obvio. Nos exponemos al trance de una relación del tipo que sea (y lo de “trance” sí que lo digo en el más amplio sentido de la palabra (porque así me quedo yo, en trance), movidos por el enamoramiento más visceral o por el simple hecho de sentir el calor de un cuerpo ajeno en nuestra cama, a cualquier precio. Dispuestos a sacrificar la salud física, la mental o las dos. A veces, como dicen Sabina y Paez: “Dormir contigo es estar sólo dos veces”.

Así  como buen propósito de primavera (que la sangre altera) y a tenor de la traición de mi subconsciente en repetidos momentos del artículo, me lanzo a romper la maldición presente y a echarme un amante con el que follar amigablemente a ser posible sin dormir mucho. Eso mejor cada uno en su casa y Dior en la de todos.

La 13 Catorce a.k.a. Abriendo piernas, cerrando heridas….

*Teléfono de aludidos: 913141314