Vaqueros gastados

editorial

Vaqueros gastados

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Antonia es como esos vaqueros que te pones una y otra vez. Que te encantan, que son como una 2ª piel, que estás deseando que se sequen para volver a usarlos. No son los más caros ni quizá los más bonitos, pero son los que te molan, y no hay más que hablar.

De tanto ponértelos, se empiezan a desintegrar, pero tú no quieres despedirte de ellos. Remiendas, parcheas, dejas de usarlos tanto como antes, porque quieres que estén a tu lado el máximo tiempo posible. Sabes que tarde o temprano tendrás que decirle adiós, pero te resistes a hacerlo…

Eso es para mí Antonia: mis vaqueros favoritos, que parcheo, remiendo y cuido tanto como puedo. A la que le doy la vuelta, pero no para cambiarla, sino para que siga siendo la misma, y a la que de vez en cuando tengo que dejar una temporada en el armario para no tener que arreglar el roto más grande, el más difícil de arreglar: la desilusión.

Nos vamos, como el año pasado, de vacaciones. A descansar y reponer. A remendarnos la vida, que salió del interminable invierno con muchos descosidos.

Volveremos, dios mediante (me encanta esta expresión, aún siendo una atea redomada), ya entrado el mes de septiembre, con nueva cara y nuevo formato de actualización.

A esas 30.000 antonias que nos siguen cada mes, os deseamos un buen verano. Practicad algún deporte, como ejercer de policía de la moda, y mantened despierto vuestro intelecto con juegos de agilidad mental, como descubrir las 7 diferencias entre las blogueras patrias. Pero no dejéis que el espíritu antoñil se disipe.

Vuestra rendida admiradora,
Mabi Barbas, la Jefa