Amanda Jiménez, tejiendo sueños…

Conocí a Amanda unos meses antes de embarcarse en la aventura de irse nada más y nada menos que a Suiza a intentar desarrollar su trabajo como arquitecta técnica dado que las probabilidades de contrato en España eran como poco escasas.

Me pareció más que valiente, me pareció una heroicidad el hecho de que se liara la manta a la cabeza y decidiera intentar comenzar una nueva vida en un país tan difícil como ese y en un idioma tan distinto a lo conocido como es el alemán. No tuve ni la menor duda de que si alguien era capaz de conseguirlo, era ella. Nunca hemos intimado demasiado personalmente, siempre nos hemos respetado y si algo me encanta de ella es la seriedad y serenidad con la que siempre habla; elegante, correcta y sensata esta mujer nunca deja de sorprenderme. De ella conozco dos pasiones que ya no son tan secretas: la lana y la música yeyé. Amanda nos ha vuelto a sorprender con su último proyecto, ha decidido apostar todo al rojo, ha querido intentar hacer de su amor por el punto su forma de vida y nosotras nos alegramos de poder tener la oportunidad de entrevistarla como una de nuestras TRIUNFADORAS porque para nosotras se ha convertido en un ejemplo a seguir. Así que ya sabéis, dejar de llorar en vuestras y miraros el ombligo lamentándose de lo desgraciaítas o desgraciaítos que sois y poneros manos a la obra porque el único límite sois vosotras y vosotros mismos.

¿Quién te enseña a tejer? ¿Quién o qué despierta esta pasión por el punto?
Pues me enseñan a tejer mi madre y mi abuela, mi recuerdo de las agujas comienza cuando tengo uso de razón. Los largos veranos en el pueblo con la abuela Aquilina, la madre de mi padre, los recuerdo con una aguja de croché en la mano, me aburría mucho, mi hermana es 4 años mayor que yo, y esa diferencia a esas edades, es una vida. Mi madre siempre ha tejido, cosido, bordado, murió cuando yo tenía 18 años. Los recuerdos que tengo de mi madre son cosiendo, era capaz de hacerte un traje de fin de año en una noche. También tejía, conservo jerséis que tejió para mi padre. Además coleccionaba hilos de bordar, le encantaban. Como ves estaba claro que yo tenía que tejer. Con 14 años me hice un bikini de croché, guiado por mi madre, que solo usé una vez, cuando se mojaba pesaba 2 toneladas y tardaba 1 año en secarse, pero fui súper feliz tejiéndolo.

¿Lala-na nace como solución a la crisis de tu sector profesional o es un proyecto que siempre has tenido en mente?. ¿Lo consideras un plan B o un regalo?
Las personas que somos tejedoras somos tejedoras para toda la vida… Las opciones en mi sector, la construcción eran en el extranjero, con suerte y mucha ayuda conseguí unas prácticas en un estudio de arquitectura en Zurich al 80% con unos jefes estupendos que me dejaban compaginar las prácticas con mis clases intensivas de alemán. Allí descubrí tiendas preciosas de lanas y pensaba… Yo quiero una igual!! Definitivamente creo que ha sido un regalo de plan B.

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¿Eres igual de creativa sobre los planos de una obra como lo eres cuando coges las agujas?
Mi formación es de Arquitectura Técnica, lo que muchas veces no da pie a mucha creatividad por nuestra parte. Pero siempre que se me ha permitido en mi trabajo en obra he «colado» algo mío. Cuando estudiaba en la Escuela de Arquitectura técnica en Sevilla enfoque mi carrera al interiorismo y la decoración en la medida que las optativas me lo permitían, pero en la mayoría de las veces topaba con profesores algo antiguos… Bueno eso también me va… Lo antiguo vamos. En el caso de las agujas topaba con mi abuela, que no entendía que mezclara texturas, colores y modificará los patrones «de familia» modelos que habían llevado mi padre, mi hermana, yo, mis sobrinos…(el burro delante, pero lo quería decir en orden generacional)

A día de hoy, ¿has llegado a sentirte realizada en tu faceta profesional?¿Has aparcado solo temporalmente tu carrera?
Mi carrera me encanta, continuo formándome para no perder el HILO!! Jajaj. He realizado trabajos y colaboraciones como Arquitecto Técnico de las cuales me siento muy orgullosa… El castillo de Luque (aunque la obra no se ha realizado aún) Proyectos de viviendas en Thalwil (Suiza)… Vamos he disfrutado mucho…

¿Qué es lo que más te gusta de hacer punto y/o croché?
Lo que más me gusta es poder crear y la soledad del momento que tejes. Utilizo fibras naturales siempre, tanto en las hiladuras como en las herramientas, el contacto con estos materiales es maravilloso, la calidez de las agujas de bambú con la alpaca o los algodones naturales es un disfrute. Lo mismo que el proceso desde elegir el color, la calidad del material y luego ponerte el jersey o la rebeca o el chal… lo que sea!!

¿Habías desarrollado algún proyecto anterior relacionado con las creaciones en punto antes de que embarcarte en Lala-na?
Cuando las practicas en el estudio de arquitectura de Zurich terminaron y yo me puse a tejer como terapia y ocupar el tiempo que antes ocupaban mis aventuras en Zurich. Comencé a producir y producir con lo que me ofrecieron hacer una colección y presentarla en unas jornadas de puertas abiertas en un espacio que ahora aquí se llama cooworking, cree la marca Minglanillas (Por cierto, impronunciable para los germano parlantes) vendí toda la colección, yo en esa colección aposté por la calidad, calidad extra, y funcionó. Tuve que volver a España porque mi abuela Aquilina enfermó, pero yo seguía produciendo y buscando en España y Córdoba lanas de alta calidad… Pedía por Internet a Alemania e Inglaterra… Germinaba lala-na. Lo considero un regalo de plan B, me encanta la arquitectura no me lo puedo negar y me encanta tejer…

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Supongo que llevar la creatividad de la arquitectura a la realidad es costoso supongo que más complicado, pero cuando diseñas sobre papel y lo pasas a una prenda, ¿cómo es ese proceso?¿Qué tienen tus creaciones de la Amanda arquitecta?
Es algo similar a la Arquitectura Técnica, tienes una idea (proyecto básico), realizas un patrón (planos) con los ovillos o las madejas (materias primas, como el hormigón) «levantas» el proyecto. Me encanta ver como con una madeja y unas agujas terminas realizando un jersey o lo que sea, disfrutas de tu tiempo realizándolo y luego viene ponértelo y sigues disfrutando, o lo vendes y ves la cara de la gente, la ilusión. Esto no pasa cuando vas a H&M y te compras una rebeca.

Nunca faltan las opiniones de los pesimistas que piensan convertirse en emprendedora con la que está cayendo es más que una locura. ¿Te has sentido apoyada en esta aventura?
Desde luego los tiempos están como para empezar a «emprender» fuego, como dice mi amigo Tomás, pero no podía quedarme parada, si me paraba la cabeza me explotaba de ideas y proyectos… Mis principales apoyos han sido mi señor esposo, Mané Barquero, mi familia; mi padre y mi hermana y mis amigos… Mi amiga Laura Cabanillas que nunca deja de confiar en mi y Raquel Maza que le pasa lo mismo… Además todos los amigos que llegaban, mientras montábamos la tienda, que se le daba una brocha, un bote de pintura y una lata de cerveza…

Lala-na, ¿cómo se te ocurre el nombre?
Todo comienza con Minglanillas, pero ya en Suiza me di cuenta que era impronunciable… Buscaba algo simple y fácil… Varios días… la tienda casi montada y aún no tenía el nombre, para mi era como ponerle el nombre a un hijo… Y apostamos por lo simple Lala-na, y pusimos un guión…

¿Tienes alguna colaboradora en Lala-na?
No, en Lala-na soy la única que tejo. Mané pone la música y habla con Hacienda! jajaja

A parte de vender unas lanas maravillosas, ¿organizas alguna otra actividad paralela?
En lala-na se organizan talleres de croché y punto continental, que es el que sale en las pelis americanas… Con las agujas al aire. Estoy planteando más cursos para el verano de costura…

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¿Eres de las que piensan que estamos viviendo un ‘boom crafty’?. Estamos viviendo un renacer del ‘do it yourself’, ¿piensas que está cambiando el modo de consumir?, ¿piensas que una actividad como la tuya puede hacer que las personas aprendan a valorar y ser más meticulosas con lo que compran?
Estamos viviendo un renacer está claro, pero lo que está claro es que la sociedad «made china» es inviable, inviable para todos… de todos modos aún existe gente, y seguirá existiendo, que prefiere tener un jersey a la semana (que es lo que duran de media, jajaja) a tener un consumo responsable. La gente joven no conoce aquella frase mítica de «el fondo de armario» comprar una prenda un poquito más cara que te va a durar siempre… En Suiza tienen un refrán que dice «los pobres no se pueden permitir cosas baratas» evidentemente, salvando las distancias, tienen parte de razón.

¿Has tenido claro desde el principio que los productos hechos con cariño y de forma manual tienen cabida en un mercado textil como el nuestro?
Aún no tenemos consciencia de esto, si yo invierto 15 horas en hacer una toquilla, ¿Cuánto cobro por la prenda? Si invierto 15 horas no la puedo hacer de baja calidad… Es una rueda… Por esta razón yo apuesto en España por hacerlo tu mismo, es la única manera de crear consciencia

¿Alguna idea que diferencie o defina a Lala-na como algo más que una tienda encantadora de artículos para tejedoras?
Jajaja, no, realmente no. Es la tienda que a mí me faltaba, con los materiales que me faltaban, materiales que puedes ver y tocar. Yo a veces, en las mercería clásicas no entraba… porque o me intimidaban o no sabía como se llamaban las cosas, me daba vergüenza y nada seguía para adelante…

Por MJ Garrido