Procesión Primavera 2013: The Fashion Show

Modelo 1: paciencia. En una línea clásica de raso negro para las novicias” “Elegancia en la sacristía. Tres modelos de lujo para ceremonias de alto nivel” “Amitos, capas pluviales, casullas y estolas se fabrican hoy en día en materiales de una gran ligereza y en una amplia gama de vivos colores que no destiñen” Una de las escenas de Roma de Fellini (1972) es un desfile de moda eclesiástico al que no le falta detalle: sus cardenales en el front row, sus párrocos de pueblo con ropa de sport, sus periodistas extasiadas, su Papa cerrando el desfile…

linda evangelista w mag 2009

balenciaga 1968Los zapatos rojos de Ratzinger no eran de Prada pero la túnica con cruces de colores de Juan Pablo II sí era de Castelbajac. La Iglesia, sobre todo en altas esferas, suele ser un desfile de Alta Costura. La iglesia, como edificio de culto, un lugar en el que celebrar ritos religiosos, rezar en intimidad pero también ver y ser visto luciendo modelazo. Sin entrar en si el voto de pobreza es o no una entelequia, lo cierto es que el catolicismo y la gala llevan mucho tiempo enredados.

Y muchas veces para bien, aunque sólo sea desde un punto de vista estético. Porque la imaginería religiosa nos permite contemplar unos mantos, unos hábitos y unas coronas cercanos al síndrome de Stendhal. No es extraño, por tanto, que la Moda, que de todo hace una fuente de inspiración (y si puede generar polémica, con más motivo) haya subido a la pasarela a vírgenes, estampado crucifijos y jugado con la iconografía católica desde hace décadas.

Pero si lo piensan, si para Fellini el Vaticano era un desfile de Costura y para muchos feligreses la Iglesia uno de prêt-à-porter, las procesiones son, directamente, un despliegue en el que ambos se fusionan, con lo mejor y lo peor: vemos desfilar imágenes con las prendas más ricas que uno pueda imaginar, desfilar a devotos uniformados y a devotos estrenando trajes para la ocasión, atisbamos a señoras con poderío en la grada de enfrente (léase balcón) y nos vestimos para evitar que nuestros vecinos critiquen a nuestras espaldas. Las procesiones son una explosión de esa belleza un poquito ostentosa que se asocia a ciertos ritos religiosos, pero también un despliegue de ese artificio que se impone en los eventos sociales. La moda, que está en todo, no sólo está poblada de vírgenes de Alta Costura, también dispone de herramientas para vestir a todas las imágenes, personajes y tipos sociales que se dan cita en las calles durante la Semana Santa. Imagínenlos, si no, de esta guisa:

La Beata: si se ve capaz, emule a la Monica Bellucci musa de Dolce & Gabanna en cualquiera de sus vertientes, con especial atención a su personaje de viuda en el anuncio de “Sicily” (2010) Si prefiere algo más elegante y discreto, busque looks mantilleros inspirados McQueen p/v 2007. Apuesta segura

Las Monjas: aquí las opciones son ilimitadas, aunque el look monjil siempre pasará por los trajes de Balenciaga. De Cristóbal. Como opciones extremas tenemos a Rick Owens p/v 2005 (aunque éste preferiblemente úselo en Carnaval, por aquello de la blasfemia y los fanatismos)

Los Curas: Tisci, siempre tan filogótico e iconoclasta, es una mina para esto de la vestimenta pseudo relgiosa. Su desfile masculino de otoño 2010 es un elegante sustituto del estilo franciscano. Para misiones más minimalistas/contemporáneas, una capa de Kirs Van Assche, que ya sabemos que en Semana Santa siempre llueve.

Los obispos: tiren, ya saben, de casulla brocada. O de vestidos del prefall de Mcqueen 2013, que para el caso es lo mismo. Si de lo que se trata es de demostrar “el manto de poder de la iglesia” las maravillosas chaquetas dolce gabbana otoño 2012 deberían ser irreemplazables.

Judas: ¿de Lady Gaga aka Formichetti? ¿de Prada, por afinidad con muchos de sus clientes? ¿de Slimane? ¿de quién son los trajes que lleva Bernard Arnault?

givenchy 2010Los jóvenes feligreses: La colección de Givenchy para esta primavera es deportiva, cómoda y no escatima en iconografía. Para ellas, la Donatella desatada con cruces de strass. O el Gianni de los noventa, obviamente.

La ricachona balconera: de Valentino. Del mítico y del nuevo. Del mítico por su obvio poderío al rojo. Del nuevo por el enrejado estampado en las sedas, los trajes negros de reina sobria, o los vestidoscon capa roja. Si aún no es suficiente poderío balconero, siempre puede emular a la emperatriz Teodora de Bizancio con la última colección de los Dolce y Gabbana. Si se atreve, probablemente acaben sacándola a usted en procesión

La virgen: con permiso de Gaultier, la virgen debe ir de Lacroix de los pies a la cabeza. Diría que las reinas blancas de Sarah Burton no son mala opción en ritos más contemporáneos. Pero no, Lacroix. Siempre

Los judíos: son esos “rabinos chic” que Gaultier diseñó en el 93. Para un look más casual, las ropas jasídicas que ha estado luciendo Galliano últimamente. Sí, Galliano.

Es más, si creen, como decía Patty Smith que “Jesus died for somebody’s sins but not mine” siempre pueden aprovechar estos días para dedicarle un rito a Galliano. O para sacar en procesión a Linda Evangelista, como en aquella foto de Pier Paolo Ferrari.

Leticia García





versace 2012