La Mirilla

Garaje Lumiere nunca deja de sorprenderme. Cuando ya crees que lo has visto todo, este laboratorio de creadores nos sale con un burlesque para despedir el año viejo y recibir al nuevo. Ni que decir tiene que un cabaret no es sinónimo de espectáculo de variedades de dudoso gusto donde el público va a ver tetas, que seguramente haya muchos que así lo piensen. Si así fuera, podríamos decir que Toulouse Lautrecera un mamarracho de tres al cuarto que decoraba estampas y murió de sífilis por putero. Todos sabemos que no es así con exactitud.

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La Mirilla es un cabaret-teatro donde la seducción, el humor, la sensualidad y la sorpresa caminan de la mano. Diferentes números nos presentan a siete chicas de los lugares más dispares del globo terráqueo, con vidas bien dignas de novela negra y cuyo objeto primordial es “hacernos pasar un buen rato”. En La Mirilla hay que dejarse llevar por los ojos de una cabaretera picantona del sur que pide una caricia, de una desesperada italiana adicta a los raviolis o de una inocente sureña yanqui con deseos de triunfar; desde la que se excita con lo prohibido a la que se excita con el alcohol o con otra mujer hasta la que se excita…con todo.

Encontrar Garaje Lumiere lleno hasta los topes no me resultó extraño. En La Mirilla encontramos algo más que un burlesque. Hablo de un vestuario cuidado, de una cuidada música en directo, de una capacidad de improvisación magnánima, de una dirección abierta y respetuosa con la visión del actor/actriz y muy inteligente en la utilización de los espacios, de una música en directo aterciopelada y decadente que nos traslada a otras épocas sin movernos del sitio. Debo añadir que me sorprendió gratamente la buena interpretación por parte de estas siete camaleónicas actrices que bailan, actúan, interpretan, cantan y devuelven al aburridísimo público navideño (porque en Navidad nos volvemos muy siesos) un pequeño trozo de magia. Y no, no me olvido del maestro de ceremonias, correcto en su semblante y devolviendo el calor teatral que se necesita a pesar de la ausencia de ropa.

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La Mirilla aún está en cartel durante este mes de enero y también quiero convertirla en uno de mis recomendados. Una de las reflexiones que saco es que muchas veces lo más evidente es lo que despierta más la imaginación. No todo es lo que parece en La Mirilla, ¿serán ustedes capaces de ver lo que hay detrás de un desnudo?. Yo, aún sigo fantaseando…

Zäpp Amezcua