Never say goodbye, say ciao

Recuerdo cuando me acerqué a Antonia Magazine por primera vez. Fue MJ, la subdirectora, la que me lo presentó, y me hizo el casting para entrar. Divertidas fueron las primeras conversaciones con La Jefa.

Algunas veces creía que realmente podría ser la presentadora de ‘El Rival Más Débil’, bajo otro nombre, pero hay que reconocer que aprendí de aquellas cosas bastante más de lo que pensaba. Después ya nos hicimos amigos y decidimos que alguna vez presentaremos un programa así juntos. En realidad nunca se lo dije, pero ahora se lo dejo escrito. Así llegué aquí y ya van casi cuatro años.

Hace tiempo pensé que no sería capaz de hacer muchas cosas que hago ahora, y espero que lo que se lea de mis primeros escritos sea mucho peor que lo que escribo ahora. Pero ha llegado el momento mi despacho en la redacción. Es lo que tiene trabajar en un lugar online y tener una gran imaginación. Recreo que estoy en una oficina con todos los compañeros de la revista. Mi propio despacho donde pongo las fotos de mis amigos en una de las paredes, ese dibujo que me hizo años un amigo, el libro que escribió otro, fotografías de viajes, unos post it con mensajes positivos… Todos esos recuerdos de la oficina entre en una caja con mi nombre, mientras pongo en el ordenador el último éxito de los Capital Cities.

¿Por qué recojo mis cosas? No, no me han echado. El motivo es que va a haber unas vacaciones durante unos meses. Estoy convencido que al regreso La Jefa nos sorprenderá con una nueva oficina, como cuando los programas renuevan temporada. Tendrá mejores vistas, serán al mar, estará en Barcelona. Además será mucho más amplia y luminosa. La Jefa aparecerá el primer día a cámara lenta, quitándose las gafas de sol, y sonriéndonos a todos los allí presentes. Nos reuniremos en una sala diáfana, mientras discutimos cuales serán los nuevos contenidos dando una nueva orientación a Antonia para volver a ser lo que somos, y seguiremos siendo. Llegarán nuevas compañeras y compañeros… incluido ese chico interesante al que invitaré a salir tras varios días en el puesto y le acabaré llevando a ver atardecer en la playa.

Nunca hay que decir adiós, sino ciao. Cuánto simbolismo hay en una palabra que sirve, a la vez, para decir «Hola» y «Adiós». Yo soy más de dar un abrazo fuerte, un beso de esos que dejas marca, y decir «Hasta pronto», aunque sea porque nos encontremos en la eternidad. Nos leemos muy pronto de nuevo en Antonia, como debe de ser… Esto, perdonad ¿Quién ha robado de mi escritorio la foto de Stephen Dorff descamisado? ¡Malajes!