Semana de Calvario en TreceLand: Coraje de Beber, Alegría de Vivir.

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Intentar remontar y requetemontar un sinfín de subibajas emocionales pueden llevarte a La Semana del Calvario en TreceLand. A veces no hay sesiones de terapia, ni osteópatas, ni Cristo que lo arregle. Ni litros de alcohol: El Coraje de Beber….Y otras veces sí: La Alegría de vivir

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Influenciada por el visionado del ciclo de las pelis de Almodovar que dieron en La Sexta, me quedé con varias citas o momentos que me acompañaron en esos oscuros 7 días (pero el 7º por fin, descansé….)

El tema central de La Flor de mi Secreto, Dolor y Vida, me hizo plantearme otra cuestión: ¿Amor o Vida? Más a menudo de lo que nos gustaría nos toca elegir entre uno de los dos. Hace unos días hablaba con una amiga de su relación. De los pelos día sí, día también con su novio, esgrimía como único argumento: -“Es que le quiero”. -Y? Le dije yo, invadida de un repentino pragmatismo al que estoy CERO acostumbrada. (Os habla una mujer que no se compró una Vespa por poder seguir haciéndose moños y tupés, y que ha estado a punto de gastarse un pastón en pintar su bici porque desentona con su habitual color de labios. Esa soy yo, absurda hasta el delirio y romántica también, háganse cargo…, pero en ese momento me invadió una inusitada lucidez).

¿Cuánto tiempo estamos dispuestos a sacrificar, dejando de lado nuestras verdaderas inquietudes en pos del AMOR? Qué pasa cuando éste no es suficiente? Algunas barreras no deberían cruzarse JAMAS. Al respecto, en Todo sobre mi madre:

«-Las mujeres hacemos lo q sea con tal de no estar solas.
-Somos más tolerantes. 
-No. Somos gilipollas…y un poco bolleras…» (causa que, a tenor de los acontecimientos y de cómo está el mercado masculino, cada vez me planteo más abrazar; nunca se sabe…)

La flexibilidad en términos parejiles está muy bien. Nos honra sí, pero si sobrepasamos ciertos límites, con toda probabilidad esa bonita predisposición acabará convirtíendose en un suplicio. Llega un momento en la vida que, romanticismos aparte, deberíamos “buscar” pareja como si de un eficiente responsable de RRHH nos tratáramos: Currículum Vitae en mano…

A ver guapo… quiero decir Señor Candidato Nº 1.513.014:

-Cómo se ve de aquí a 5 años?  -Dígame acerca de usted 3 virtudes y 3 defectos. -Qué cree que puede aportar a una relación? -Se considera una persona diurna o nocturna? -Se identifica con alguno de esto complejos: Edipo, Peter Pan,…-Se considera preparado para tener una relación?-Quiere usted tener hijos? -Cree en la monogamia? -Es usted más de Tetas o de Culo? (Bisexualidad a este respecto?).- Corteza o miga? – Playa o montaña?,….

Nos ahorraríamos taaaaanto sufrimiento…. Pero está claro que en asuntos amorosos es muy difícil actuar así, y pongo las dos manitas con las escribo esto en el fuego en que volveré a caer, deslumbrada por el amor y ciegamente atropellada una y otra vez. Complejo de Cervatilla o de Inocente Cordera, lo llamo yo. Volveré a ser arrollada seguro, pero esta vez con una cuneta mental infinitamente mejor acolchada.

Y en estas estaba yo cuando me dispuse a llevar a cabo el penúltimo exorcismo (el último espero podéroslo contar en breve) de mi ya casi superada ruptura. (La de tiempo que perdemos en estos menesteres…).

Hace meses ya que congelé, o para ser más correcta criogenicé parte de Mis Primeras Lentejas (Chispas) que hice para dos. Ahora que vuelvo a ponerme tibia alone, después de una inusual inapetencia que me ha hecho quedarme en el chasis (algo bueno tenían que tener las rupturas), no me atrevía a descongelarlas. Había algo de la esencia del cariño con el que las hice que me daba miedo ingerir, y que ahí seguía esperando a ser descongelado. Temía que cuando lo hiciera no iba a ser capaz de probar bocado, por miedo a engullir lo poco que ya quedaba de ese amor y, por supuesto a una más que segura indigestión, cuando no úlcera gastroduodenal, de bonitos recuerdos . En definitiva, miedo a  dar el portazo definitivo. Mucho más fácil agarrarnos con uñas y dientes a lo que pudo haber sido y no fue, ya que la manta de la melancolía y la nostalgia es con frecuencia demasiado confortable. Por naturaleza, el ser humano  gusta de retozar en Lo Malo Conocido por miedo a Lo Bueno por Conocer, ese gran desconocido. Me armé de valor para comerme el miedo y la memoria, todo ello regado con una buena botella de vino, para que pasaran bien y no se me hicieran bola, con una obvia posterior siesta esta vez sola. Dudé. De hecho, pensé en mentir y, en un alarde de impostada heroicidad contaros que lo hice, pero no me gusta mentir, y finalmente no lo hice. Al fin y al cabo, las lentejas es un plato que siempre me sentó como un tiro, pero una que es muy sufrida sabe también que un plato caliente para dos es siempre bien y que a un hombre se le conquista en parte por el estómago. Retortijón o Vida? ¡Pues VIDA, coño! Las tiré por el retrete. Por ahí se fueron también la amargura, el dolor y un montón de recuerdos que tenía muy atragantados.

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John Lennon dijo una vez que la vida es lo que pasa mientras hacemos planes. Debería haber dicho también que es lo que pasa mientras perdemos el tiempo recordando. Pero basta sólo con echar un vistazo a cuestiones del pasado que en su momento nos parecieron de VITAL importancia (veáse la penúltima ruptura por la que estuve a puntito de meterte en la Barceloneta con una abrigo lleno de piedras) para darnos cuenta que efectivamente todo pasa, y cuanto antes pase mejor, menos pérdida de tiempo, que ya lo perdemos y mucho a menudo en el presente. La vida es rara? No. La vida ES; punto.

Fue entonces cuando tocó resetear y mirar de frente al futuro, pero desde el presente en un brutal renacimiento físico y mental. Con La Greca (mi nueva bici que seguirá siendo rosa; se acabo el  luto por mi vida), con viejas glorias renovadas del ayer, con gentes venidas del futuro, con montones de cosas increíbles que aún quedan por sorprenderme, con grandes amigos en distancias imposibles que hoy no existen, con mi nuevo Yo y su receta mejorada. POrque cualquier tiempo pasado o presente NO siempre fue o será mejor. Al fin y al cabo mañana será Ayer, y sólo existe HOY.

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Porque después de tanto calvario, tanto sacrificio, tanto suplicio y tanta penitencia, ya casi es Primavera en TreceLand.

(próximamente El Largo y Tórrido Verano….)

La 13 Catorce

A Raquelines, que me deja coja pero con buenas muletas.

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