Televisión – El final de Lost vs. Mujeres Ricas

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El puto final de Lost

Truman Capote solía decir después de tomarse dos garrafas de 25 litros de Coñac Calasparras que, cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo y que ese látigo es únicamente para autoflagelarse… ¡mis cojones!
A tenor de los guiones chapuceros que se ven últimamente por Hollywood en cuestión de series y películas, me temo que ese famoso látigo que entrega el Padre Eterno Yavé, se debe estar empleando en labores mas de carácter lúdico-sexual, que meramente autoflagelatorias.

En lo que se refiere a la opinión sobre el final de la serie Perdidos, podríamos hacer una elegante analogía con ella y una zona noble del cuerpo, diciendo que el remate de tan fabulosa serie es como el ojete, que todo el mundo tiene uno y que según por que zonas te muevas la circunferencia y/o/u apertura del mismo es mas o menos extensiva.

El caso es que látigo no, pero si de mi dependiera, cada vez que se acercara el final de una serie, al mismo tiempo que firmara el contrato con los guionistas, les enseñaría una vara de mimbre o de fresno y les diría: “Cuidao, pamplinas las justas, a ver que vainada os vais a sacar de la manga no vaya a ser que os muela a palos si no me convence”; de este modo se cuidarían muy mucho de hacer finales que pudieran defraudar, mas que nada, porque a nadie le gusta que le partan una vara de avellano en el lomo, por mucho que a los escritores el rollo del masoquismo existencial nos guste mas que a un tonto una tiza.

¡Pero me cago en mi manto! No os penséis que voy a poner a caer de un guindo a los guionistas de Perdidos, porque yo soy de esos niñitos de jovial corazón y apolínea figura a los que el final de la serie le ha parecido bastante correcto, quizá podría haberse trabajado un poco y haberlo dejado mas pulido que el culito de Sara Carbonero, pero tampoco es para montar los cirios que han montado algunos.

Lo que si me gustaría es dedicarle unas palabras a esos muchachos que han puesto el grito en el cielo, mesándose los cabellos, rasgándose las vestiduras y profiriendo juramentos en arameo porque el final les ha parecido indignante. Muchachos… ¡estoy con vosotros!, os comprendo y comparto, quizá no vuestro parecer, pero si vuestro sentir. Lo suyo habría sido que Perdidos hubiera acabado con una pléyade de OVNIs pilotados por Dinosaurios Zombis aterrizando en la isla y explicando que todo lo que les ocurre a los del vuelo 815 de Oceanic es una conspiración judeo-masónica orquestada por los Federales en comandita con los marcianos adinosaurieados que, de la mano de los de Asuntos Internos, han organizado todo ese tinglado para recalificar los terrenos de la Isla y montar una urbanización de lujo como la que tiene Paco El Pocero en Seseña.

Seguro que este habría sido un final mas al gusto de todos esos que despotrican tanto de las cosas de despotricar, claro que hay gente que con tal de dar por culo se queja por cualquier cosa, vamos que son como la gata Flora, que si se la metes grita… ¡y si se la sacas llora!

 

mujeresricasMujeres Ricas

Por circunstancias de la vida, a veces no esta uno todo lo pendiente de las cosas que debería de estar, por eso, puede que este mes no me haya enterado muy bien de lo que he visto en televisión. Pero con respecto al programa de la crónica de hoy, Mujeres Ricas, creo que si me he quedado con la coplilla de lo que se cuece en tan sutil docudrama.

Por lo que he podido entender, este programa trata sobre unas figuritas del museo de cera (creo que las de las Spice Girls) que cobran vida, echan una Primitiva, les toca el premio gordo y se dedican a vivir la vida a todo trapo, sin escatimar el cochazos, lujerío, heroína y chulánganos de alto standing, porque las chavalas que salen en el programa, a mi modo de ver, exhiben una especie de pátina esmaltada en el rostro y un brillo demasiado cegador como para ser de un material que no sea cerumen y, en cuestión de cerebro, su capacidad y aportación al panorama de la intelectualidad patria es la mismo que la de un mono borracho con una oligofrenia severa.

marseguraParece ser que estas figuritas de material velero de sacristía de barrio, han creado mucha polémica y el caso es que no se por qué. El hecho de que sean unos engendros espongiformes, descerebrados, incultos, zafios, y cortados por el mismo patrón, no las hace mejor ni peor que a los demás, es solo que a los nuevos ricos con tal de gastar a lo tonto, no les importa, como en el caso de la tal Mar Segura, si es preciso, tener una chacha pendiente todo el día de llevarte el móvil de un sitio para otro.

lascollado¿Pero por qué tanto odio? ¿A que viene ese rencor? En el programa salen unas alegres hermanas que no saben pronunciar el castellano ni medianamente bien… ¿y eso es motivo para vilipendiarlas? ¡No señores! Lo que hay que hacer es buscarlas un logopeda.

oliviavalerePero no todo son señoritas de mediana edad, también hay una señora mayor que tiene una discoteca, o como dicen los jóvenes… ¡una boite!, que por lo que pude entender, hizo la mili con Sara Montiel allá en los tercios de Flandes.

No falta tampoco la representación iberoamericana en forma y encarnación de la esposa de un exjugador de futbol que hace gala de un odio visceral hacia las putas (no hacia las prostitutas que según dice ella se ganan la vida muy honradamente), pero que no ha dudado un segundo en ponerle a su hija adolescente una barra de lapdance en el dormitorio para que haga los deberes del cole en casa.

 

Que puedo decir, no os engañaré, Mujeres Ricas es un museo de los horrores, “La Parada de los Monstruos” de Tod Browning se queda en un chiste de Jaimito al lado de este programa, que es el espeluznante diario de unos adefesios despreciables y primarios, unas sociópatas recalcitrantes que no dudan en manipular a quien sea para conseguir sus fines.

mariananannis

Resumiendo, un programa infame que provoca momentos de verdadero bochorno y vergüenza ajena, mezclados con un sopor inaguantable que hace a uno cuestionarse en qué piensan a veces los programadores de televisión. Para colmo de desgracias para con este servidor, no se ve una mala teta, un culo prieto, o una almejilla jugosona… Y menos mal, habida cuenta la media de edad de las protagonistas.

Iván Casquete

 

 

 

 

 

 

 

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Desde la dirección de ANTONIA MAGAZINE.COM nos declaramos: súper fans de Mariana Nannis, porque tan sólo El Pelusa llega a ser tan bocachanclas como esta argentina, y porque es la única que utiliza el castellano con un mínimo de corrección semántica.

También nos declaramos súper haters de Mar Segura, porque representa, junto a Ana Obregón, Marta Robles y Curry Valenzuela, lo peor del género femenino. Vergüenza ajena es poco.