San Valentín Freak

antoniamagazine-sociedad-sanvalentinfreak-01No sé qué es peor, si declarate enemiga acérrima de la impuesta tradición de regalar «algo» en San Valentín a tu pareja (o deseada pareja) y quedarte a cuadros cuando tu maromo te sorprende con un detallito (y tú sin nada, con lo que quedas como una tacaña); o tirar la casa por la ventana y hacerle un regalazo a tu chico, y que este te diga que «no cree en estas celebraciones» pero, para no quedar mal, ha bajado al chino de la esquina (aprovechando que iba a por tabaco) y te ha comprado un cactus de 4 cms, de esos que se ponen junto al ordenador, porque en el chino no tenían más que flores de plástico, y le daba pereza quitarse el chándal de andar por casa, vestirse y salir a comprarte algo decente, total, San Valentín es una fiesta impuesta por el mercantilismo del corteinglés, bla bla bla…

Y es que a mí me ha pasado de todo con este tema. Recuerdo que una vez, mi primer novio-novio, que estaba un poco desquiciado, la verdad sea dicha, me regaló un corazón por San Valentín. No un corazón de esos con bombones dentro, no, un corazón DE VERDAD. Era un corazón de cerdo, que había comprado esa tarde en una carnicería, y que, como yo trabaja en un garito poniendo copas hasta las 3 de la mañana, llevó guardado en el bolsillo interior de la chaqueta hasta la hora de cerrar el local, unas 4 o 5 horas. El problema en Sevilla (por si no lo sabíais, es mi tierra) es que por lo visto tienes que ser siempre el más gracioso y ocurrente, y hay quien lo lleva a extremos insospechados. Y aquí mi novio (más conocido en mi casa por El Zombie, pero esa es otra historia, de las muchas que dió mi relación con él), pensó que sería súper gracioso sacar el corazón justo cuando alguien le preguntó «¿y a Mabi qué le vas a regalar por San Valentín?» «pues mi corazón…», metió la mano en el bolsillo y sacó esa mierda sangrante y oliendo ya pelín a muerto. El efecto fué el esperado. Sospecho que mi cara sería todo un poema. Casi le obligo a comérselo en la barra del garito rollo tartar (sí, la mala leche es algo inherente a mi personalidad, qué le vamos a hacer).

Siempre he sido un poco ligera de cascos, vamos, que parece que nací con novio pegado al costillar, así que siempre o casi siempre he tenido novio en esta fecha señalada, y es todo un drama saber si le regalas o no le regalas. No obstante, os doy un consejo (aunque dar consejos, mi querida Mitzi, es la madre de todos los desastres, que decían en «Priscilla»): si le decís a vuestro chico (con la boca pequeña) que no queréis nada por San Valentín, seguramente no recibiréis ningún regalo; así que si esperáis que tengan un detalle, dejádselo BIEN CLARITO, y no os quejéis después.

¿Y a vosotras: cuál es el regalo más friki / absurdo que os han hecho por San Valentín? El más freak de todos se LLEVARÁ UNA CAMISETA NUMERADA DE ANTONIA. (dejad un comentario y entre todos los de la redacción votaremos al más freak de todos)

Venga empiezo yo: UN CORAZÓN DE CERDO, UNA NAVAJA SUIZA, UN CEPILLO DE DIENTES ELÉCTRICO (quería regalarme algo «práctico», casi lo mato)

Otros regalos sugeridos en Facebook: una caja (vacía) supuestamente llena de besos, unas tablas de esquí (cuando nunca habías esquiado), un paquete de fortuna light con un mechero azul a juego… VAMOS, VAMOS, ANTONIAS, QUE ME LA QUITAN DE LAS MANOS…

Mabi Barbas

antoniamagazine-sociedad-sanvalentinfreak-02