River Phoenix, la musa muerta

El otro día fui conciente de algo que me sorprendió. El próximo 31 de octubre, Noche de Brujas, se cumplen 20 años de la muerte de River Phoenix. ¿Ya veinte años, River? ¿Tan pronto pasaron?

Me acuerdo perfectamente del día en que murió. Tan repentino, tan ridículo. Me lo dijo un amigo de la universidad, yo estaba estudiando Imagen y Sonido y todos amábamos a River Phoenix. Todos amábamos Mi Idaho privado, Indiana Jones y la última cruzada, Un lugar en ninguna parte, Una noche en la vida de Jimmy Reardon, La Costa de los Mosquitos, Cuenta conmigo, Exploradores.

Es curioso como algunos artistas pueden conectar especialmente con la gente de su misma generación. Como cada vez que ves a un actor en una película, o lees un libro de un autor que te gusta, o escuchas el nuevo disco de alguien en particular, puedes sentir que te reencuentras con un amigo, con alguien que comparte cosas contigo. Aunque solamente sea en tu imaginación.

Recuerdo como en The Catcher in the Rye, Holden dice que los libros que más le gustan son esos en los que cuando los terminas, piensas que ojalá el autor fuera amigo tuyo para poder llamarlo por teléfono cuando quisieras. Esa es la forma que mejor define esa sensación que produce cierta gente. Creo que mucha gente de mi edad, o más o menos de mi edad, se quedaba con ganas de llamar por teléfono a River Phoenix después de ver sus películas.

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No sé si vale la pena hablar más en profundidad de las películas que mencioné antes. Son clásicos modernos, y cada una de ellas vale la pena enormemente, no sólo porque son “pelis de River”, sino porque son obras maravillosas que hubieran sido grandes películas más allá de los actores que hubieran estado en ellas. Pero, claro, ¿sería Mi Idaho privado igual con otro Mike? ¿Es posible imaginarse Cuenta Conmigo con otro Chris? Al final cada gran película es lo que es por la suma de todos sus elementos. Y evidentemente detrás de cada una de estas películas no sólo están los actores, es imprescindible que haya un gran director y una gran historia.

La última película protagonizada por River Phoenix es Dark Blood, del director holandés George Sluizer. Esta película estuvo inconclusa por dieciocho años, ya que River murió once días antes de terminar el rodaje. Durante muchos años la película quedó guardada en un depósito, pero en 2012, a través de crowd-funding, el director decidió terminar Dark Blood. Casi veinte años después de su muerte, la última película de River Phoenix se estrenó en el Festival de cine de los Países Bajos y en el Festival de Berlín, fuera de concurso. He visto el trailer, supongo que podría intentar conseguirla y verla. Pero aún no lo he hecho.

El mismo amigo que me contó que River Phoenix se había muerto, unos meses después me dijo que aunque era muy fan de River y había visto todas sus películas, le quedaba una que no había visto aún. Cuando le pregunté por qué no la veía, me contestó que la estaba guardando para cuando realmente la necesitara. Pero que algún día la iba a ver. No sé cual era esa película. Hace años que no veo a ese amigo, así que tampoco sé si finalmente la vio. Quizás ahora que hay una nueva, sí se decidió a verla y guardarse Dark Blood para alguna emergencia. O quizás la vio hace años. Sigo fantaseando.

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Todas y cada una de las películas con River Phoenix forma parte de mi vida, crecí con ellas. Fuimos juntos niños, adolescentes, adultos jóvenes. Y nada más. Muchas veces me pregunto cómo sería hoy River Phoenix como actor, qué películas hubiera hecho. Seguramente sería un actor interesante, carismático y talentoso, como ya lo era. ¿Tendría un Oscar? Lo nominaron con 19 años, así que no sería raro que tuviera uno a los 43. ¿Con qué directores hubiera trabajado? Probablemente con los mejores. Ya lo había hecho con Steven Spielberg, Sidney Lumet, Gus Van Sant, Peter Bogdanovich. Lawrence Kasdam y Peter Weir, por ejemplo.

No sé, supongo que River sigue vivo en Mike, en Jimmy, en Chris, en Danny, en Charlie, en Indy y en cada uno de los personajes que interpretó a lo largo de su breve pero intensa vida. De todas maneras, me gustaría visitar una línea temporal alternativa, en la que no se hubiera muerto de forma tan absurda. Poder encontrarme con ese amigo de la ficción, más o menos de mi edad, y ver como seguimos compartiendo cosas que en realidad sólo forman parte de mi imaginación. Me gustaría salir del cine y pensar en las ganas que tengo de llamarlo por teléfono. Pasaron veinte años. Pero lo sigo echando de menos.

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