Hace como cosa de un año que paseaba por detrás de Saint Martin in the Field, que es una iglesia al lado de Trafalagar Square, donde hay conciertos y puedes tomar el lunch, por cierto, es curioso, el hecho de que no conozca a nadie que no le haya hecho una foto a esa Iglesia y sin embargo nadie sabe lo que es, vamos, yo acabo de enterarme ahora.
Pues eso, justo detrás hay un monumento en honor a Oscar Wilde. El monumento está de tal forma que yo me creía que era la tumba, inculta de mí.
Era mi churri el que me acompañaba aquel día y el que me contó la historia de este pobre hombre. Cómo los últimos años de su vida los pasó entre prisiones y exiliado en Francia donde acabó muriendo en la máxima miseria y enfermedad. El porqué de esta tragedia no fue otro que su condición de homosexual.
Algo así me pasó con Turing, hace ya tiempo que vengo escuchando hablar de él, esta situación que siempre pasa cuando van a ser los Premios Nobel y siempre sale una segunda lista de personas que tendrían que ser propuestas y realmente no lo están. Pues así conocí la historia de este hombre.
Turing era un matemático en la época de la Segunda Guerra Mundial. Gracias a que descifrara el código Enigma, código con el que los barcos alemanes se comunicaban en el Atlántico, se salvaron millones de vida y dos años de guerra, según los expertos.
A pesar de esto, fue condenado por homosexual, nunca cumplió esa condena porque se sometió a una castración. Aunque eso para mí ya es condena. A los dos años de ocurrir todo esto, estando en su laboratorio, mordió una manzana la cual contenía cianuro potásico y murió. Hay quien dice que fue un accidente, otros dicen que suicidio, la verdad, no se sabe.
Todo esto ocurrió en 1954. Ahora, 60 años más tarde, la Reina Isabel II, le otorga el perdón real, que no es otro si no que exculparlo de todo lo que pesaba contra él. Teniendo en cuenta el revuelo que se ha montado, aclarar, le dan el perdón real, eso no significa que lo perdonen por ser homosexual, si no como ya he dicho antes, los exculpan de todo. Obviamente el perdón, lo tendría que recibir aquellos que lo condenaron en vida hace 60 años. Mi única pega es, a Turning le otorgan el perdón real pero, ¿qué pasa con el resto de todos aquellos homosexuales que tuvieron el mismo fin que éste? A mí no me gustaría haber tenido un familiar homosexual y que sobre él siempre esté “el pecado” de haber sido gay, yo también querría el perdón para él, pero eso, yo ya no sé si será posible porque no soy David Cameron. Mientras tanto, como siempre nos toca luchar y esperar.
Carolina Maschetzko