Crónica dedicada a todos los damnificados de Lorenzo del Dcode: técnicos, músicos, camareros, seguratas y asistentes varios.
Antonia se puso protección del 50, cogió a su amiga marica del brazo y se fue el pasado sábado 25 de junio al festival Dcode celebrado en el desierto del Gobi, digo en el C.D. Cantarranas de la universidad Complutense de Madrid.
Después de pasar el control de chulazos (seguridad) con mi entrada pagada, pues aún no somos lo suficientemente famosas para ir acreditadas (aunque luego me encontrara a mi vecino del 5º con su mujer más acreditados que un invitado a la boda de Kate y William), entro valiente cual torero al arenal que se abría a mis ojos. Sol de justicia, cuerpos descamisados a golpe de manguera, guiris langosta y Polock en el escenario. Me estaban gustando mucho los chavales con sus canciones bailongas pero, ¿quién se atrevía a jugarse la vida moviendo uno sólo de sus músculos?. Aún me sigo preguntando cómo han podido sobrevivir los grupos que actuaban antes de las 21:30h a un escenario que parecería creado por el Dr. Mengele con el único objetivo de exterminar la raza festivalera…
Estuve tentada de quedarme a disfrutar por completo del concierto de Mucho pero, loca porque no se me corriera el maquillaje y pareciera el payaso del McDonalds, me encaminé hacia unos puestecillos donde se nos ofrecía el manjar más deseado, unos helados de frutas naturales a los que debemos la supervivencia de nuestra especie. Desde aquí, agradecer a los inventores de tan magno alimento y a mi amigo Arturo, encargado de la edición sur de Mondo Sonoro, que tuvo la gentileza de compartir unas botellas de agua mientras luchaba por su vida grabando los conciertos y entrevistas del Escenario 2.0 Eastpak. Arturo, te debo una!
En el mencionado Eastpak, pudimos disfrutar de dos conciertazos en toda regla: Havalina y Javiera Mena. Los primeros, presentando su álbum “Hojas secas” demostraron que son y serán unos de los imprescindibles en directo en el panorama patrio, dosis de rock rompecaderas y la segunda, la chilena Javiera Mena, demostró que dosis de dramatismo novelero a lo niño prodigio de Lluvia de Estrellas, mezcladas con bases electrónicas bailables y letras pop, son la combinación perfecta para hacer las delicias de un público tan heterogéneo como el que se convocó allí.
Secas como los koalas en el zoo de Madrid, mi amiga y yo nos fuimos a por unos refrigerios camino de posicionarnos en el escenario donde iban a actuar The Hives. No voy a ser objetiva en este punto, estaba dispuesta a dejarme la vida por estar en esa primera fila y así fue ya que como esperaba, los suecos de la colmena, dieron una auténtica lección a grandes y pequeños de lo que es un buen show, de lo que es rock y espectáculo en estado puro. Tocaron todos sus hits y Pelle Almqvist, haciendo de maestro de ceremonias, tuvo a todos los asistentes comiendo de su mano desde el minuto uno. Y yo, gracias a mis gritos cual fan adolescente enloquecida, pude comprobar que mi ídolo tiene el culo tan duro como parece, se acercó para que lo pudiese tocar en un momento de fervor religioso que para ellos quisieran los fanes de la Virgen del Rocío!!!.
Eran las 22:45 aproximadamente y después de poner a prueba mi retención de líquidos a base de sudar la camiseta, había que recuperar fuerzas en la barra que gracias a camareras tan simpáticas como nuestra amiga Virginia, funcionaba a las mil maravillas. Mención a parte merecen los “bocadillos” sólo comestibles previa descongelación axilar, si Antonia, como lo oyes, calentado en la axila y que estaban al módico precio de 5 eurazos!. Un atraco en toda regla ya que era imposible adquirir cualquier otro alimento en todo el recinto, salvo los ya mencionados politos de frutas.
Mamarrachas arriba y abajo como era de esperar las/los candidatas/os protagonizar nuestra Policía de la Moda, se contaban a millares pero la falta de fuerzas a primera hora y de batería después hace que sólo os lo pueda comentar. Nos relajamos en el “espíritu del césped” que se suponía existía en el día anterior y empezó el concierto de las Ting Tings que consideré aceptable en la medida en que se tocaron todos sus singles más conocidos y no es fácil ofrecer un espectáculo cuando son sólo dos personas en un escenario tan grande, pero me decepcionó un poco el hecho de que pareciera que estaba escuchando un cd grabado en mi coche…
Los siguientes en el escenario fueron los Kasabian, uno de los grupos estrella y más esperados de la noche. Me aburrieron sobremanera. Incluso tirando la casa por la ventana tocando sus canciones más conocidas al principio para intentar levantar el cotarro no dejan de parecerme una mala imitación de Oasis. Más de lo mismo… Menos mal que pudimos recuperar la noche con la actuación de The Sounds que bailamos y disfrutamos a todo lo que da. Muy fan de los abductores de la güenorra de Maja Ivarsson que nada tiene que envidiar a los de nuestras bigoréxica Madonna.
Terminamos el día festivalero con la actuación de Crystal Castles que se bailaba porque no había otra cosa y ya íbamos Courtney Loves totales pero que no dejan de parecerme venta de humo…
Recopilando, muy a favor de que haya gente como la organización de este evento que tiene la valentía de atreverse con un nuevo festival en los tiempos que corren, mi enhorabuena también respecto a la selección del cartel, había para todos los gustos y un puntazo el escenario Eastpak donde Mondo Sonoro Tv intercalaba las actuaciones allí programadas con entrevistas a los grupos donde los espectadores podían participar activamente haciendo preguntas a sus grupos favoritos. En contra, decir que para futuras ediciones estudien el tema de las sombras para las horas de más calor, piensen en ceder espacios para puestos de comida y que nos fuimos con las ganas de un poquito más, que uno o dos dj’s para terminar la fiesta siempre dan colorcillo a la fiesta.