Crónica dedicada a todos los que han hecho, y esperemos que sigan haciendo, el Contemporánea en Alburquerque, porque el Contempopránea es de los alburquerqueños. ¡Viva Alburquerque!, ¡Viva el Contempopránea!
Todo estaba preparado para que fuera un gran fin de semana, pero lo que nunca imaginé es que supusiera un antes y un después en mi concepto de lo que tiene que ser un festival de música al uso…
Llegué el jueves por la tarde con mis guapos de Granada y nos sentamos en la maravillosa plaza del pueblo a esperar, cerveza en mano, al resto de la pandilla. Hacía un calor que rozaba lo ordinario, no puedes estar presentable de ninguna de las maneras chorreando maquillaje de esa forma… Allí estaban los chicos de Megaafonía y Zipper haciendo sus pruebas de sonido para la noche, cara al sol, al borde del colapso y haciendo parecer lo que sería una noche amena y tranquila… ¡y una leche!…
Fuimos a por nuestras acreditaciones y la organización, lejos de estar organizada, no estaba aún preparada para ponernos las pulseritas, pero nos dieron una guía con consejos para sobrevivir al festival que , por supuesto, incumplimos en todos y cada uno de sus puntos pues mis amigos, tenían previsto morir allí mismo como luego empezaron a demostrarme conforme pasaban las horas…
La primera gran sorpresa fue llegar a la casa que mis amigas y yo, como señoras, habíamos alquilado en el pueblo al módico precio de 1100€ para 3 días, como lo oyes Antonia, y no te creas que nos esperaban allí hermosos Adonis para abanicarnos y darnos masajes con aromaterapia, no, cuando subo a esa casa de pronto me teletransporté a un escenario más propio de Almodóvar o Dalí que de una casa donde poder descansar, repleta de lámparas de luz roja puticlub y cuadros de geishas, sin agua caliente y con más mierda que la estancia de un tigre del zoo… lejos de molestarnos, nos hicimos fotos kitsch y nos subimos a la terraza para empezar a anestesiarnos con los gintonics (así somos mis amigas y yo, vamos a lo práctico).
Muy profesional, cojo mi cámara y me voy a la plaza del pueblo para hacer las fotos pertinentes mientras veía como mis amigas, lejos de tomarse el primer día con calma, empezaban el losing control como si no hubiese mañana.
El concierto de Megaafonía más divertido de lo que esperaba y los Zipper, pues eso…, no dejan de ser los Nena Daconte del todo a 100. Empieza la sesión de El Gallo Verde y empiezo a bailar con los hits que pinchaban uno detrás de otro (muy talifanes desde ya de este cuarteto) y viendo que la cosa se anima, me voy a casa a soltar el equipo cuando, para mi sorpresa, me encuentro a una de mis amigas inconsciente en el suelo cual Kitty vaciada y me dispongo a las maniobras de recuperación de seres humanos que iban del revés, lo que es ir con lo de dentro fuera…
Después de la plaza y de salvar vidas y dignidades, terminamos en un pequeño bar, el Cómic, que siguió amenizando la noche con temazos, copas baratas, chicos guapos y que supuso el primer encuentro con amigos que después de este fin de semana se convertirán en hermanos festivaleros. Para tomármelo con calma no hago otra cosa que ir al after que nos dio la vida desde el primer día, yo estaba sosa perdida y me retiré a tiempo de poder irme directamente a descansar a la piscina…
El viernes de festival, me coloqué el bikini y me fui para la piscina a coger sitio… esa era la intención pero fue el primer gran: ¿pero que pasa este año que no hay ni nadie?. Después de un baño, un reconstituyente bocadillo de lomo y una siesta que me resucitó para el primer día oficial de festival, fuimos a ponernos guapos y a ver qué se cocía en el recinto… De nuevo otro gran: ¿dónde está la peña? Si amigos, este año parecía que aquello había sido un fracaso, ninguna bulla para pedir en las barras o para ir al baño y mucho menos había que matarse para estar en primera fila. Hice mi primera incursión al backstage y cuál fue mi sorpresa que era aún más cutre que las instalaciones de fuera. Una barra con una sola chica que por poco revienta poniendo cervezas (amiga: TE QUEREMOS), una mesa para las ruedas de prensa que estaban tan bien organizadas que nadie acudía a ellas, dos únicos baños portátiles para todos los que allí estábamos y un pobre cortador de jamón que suponía el único alimento sólido para todos los presentes…
Muy en contra de: cerrar la barra del backstage a las 3 de la madrugada cuando todavía quedaban 3 grupos por actuar, que los grupos tuviesen que dormir a kilómetros de distancia y no se pudieran tomar una copa tranquilamente después de la actuación y lo que es peor, que tuvieran que pegarse el madrugón para las pruebas de sonido y estar durante horas pululando el cansancio por el recinto. Hay que tratar mejor a los artistas, COÑO! A favor: la gente que trabajaba para el festival era absolutamente servicial y encantadora, nunca les vimos dejar de sonreírnos con las que les estaba cayendo, desde aquí un BRAVO! por camareros, seguratas, conductores y personal vario.
Fotos por aquí, charlas por allá, puedo decir que se disfrutaron esa noche grandes conciertos como los de Standstill, Triángulo de Amor Bizarro, Xoel López o Delafé y las Flores Azules, que te guste más o menos espabiló al público y los puso a bailar preparando el terreno a Delorean y Dj Tokio que hicieron las delicias de los que por allí quedábamos para entonces… Volvimos al after de El Castillo, el mejor after EVER que nos ha dado todas las anécdotas y que nos ha regalado encuentros, personajes y bailes de lo más pintorescos.
El sábado nos fuimos a descansar un rato y vuelta a la piscina, allí, con sopor etílico que no habíamos conseguido aminorar, y hechas unas Courtney Loves de la vida no se nos ocurrió nada mejor que empezar a inventarnos coreografías que fueron inmortalizadas por la televisión de Extremadura y por alguna que otra amiga que no daba crédito a nuestro momentazo. De todas formas, tampoco es que hubiese mucho público porque como he mencionado antes esta edición del Contempopránea ha resultado un fiasco en temas de venta de abonos y entradas de día. Desde aquí otro BRAVO al conductor que trajo a mi amiga a la piscina en tractor y al conductor de autobús que nos evitó la muerte llevándonos de la piscina al centro del pueblo.
Un poquito más recuperadas y con un ataque de “no llegamos, no llegamos!”, entramos de nuevo al recinto de la Ladera de la Luna al son de la intro de Ellos… Dieron un conciertazo fetén, con un Guille Mostaza más rafaelesco que de costumbre tuvo que lidiar con unos monitores que no le permitían oírse, si amigos, no estaba gritando porque estuviera interpretando a Bumbury, pero dieron el espectáculo que todos sus fanes estaban esperando. Poco después reviví mi juventud universitaria con mis amadísimos Sexy Sadie que, cana arriba, cana abajo, no han perdido ni un ápice de lo que fueron antaño. No sé si hubo más antes o después porque cuando llegó el momento de El Columpio Asesino casi muero de gusto. Lección de directazo donde las haya, Cristina demuestra una vez más que es la reina del escenario y vellos como escarpias ver a otros grupos levantarse y aplaudir a este grupo que espero haga las delicias de mayores y pequeños la próxima temporada… Terminé mi sesión de conciertos con los DËNVER!, monos no, monísimos tanto en su puesta en escena como en su directo, mereció la pena esperar toda la noche para verlos… a partir de ahí sólo recuerdo que fui a despedirme del after de El Castillo, de su encantador dj Edgar Contractura y de sus simpáticos camareros y camareras que lo dieron todo por hacernos los más felices ese fin de semana… hasta ahí puedo escribir…
Texto y fotos: MJ Garrido