Quizás si alguien le hubiera dicho a Amy Winehouse donde se metía la 1ª vez que se enrolló con Blake Fielder-Civil, o mejor aún la 1ª vez que sus miradas se cruzaron, quizás hoy estaría viva. Esto según aquellos que echan la culpa de la muerte de la diva al que le introdujo en el apasionante mundo de las drogas y el rock & roll: su maridito.
A mí la muerte de Amy me pilló en Ibiza. Durante días “Love is a losing game” resonó en mi cabeza, y los hechos que se sucedieron a tal cataclismo musical y en mi caso emocional, hicieron que así lo pensara, tanto que incluso me planteé tatuármelo. Lo juro. Un sentido homenaje… Afortunadamente los calentones de los tatuajes a mí me duran un asalto, para disgusto de mis amigos tatuadores que están esperando desvirgarme en este aspecto que para el otro ya llegan algo tarde… (Joel, serás el 1º a su debido tiempo. ¡Prometido!)
O quizás estaría igualmente muerta, porque nadie escarmienta en cabeza ajena, y porque hay formas de ver el romance que no pueden disociar pasión & sufrimiento, amor & dolor. Lo difícil nos pone, sí. Por eso entre Aidan Y Mr. Big, Carrie siempre elige a Big (The Punisher/El Castigador), en detrimento del 1º que es un angelote cachas ¡que encima fabrica muebles! Que te pone los cuadros del salón en un plis, tarea que hoy por hoy está en desuso entre el género masculino. ¡¡Vamos que no se puede ser más tío!! Admitámoslo, a priori “la cera” nos mola…. Y por eso nos gusta la copla. ¿Y es que, qué fue Amy sino una coplista guiri un tanto pasada de vueltas? (Y va de coplas la cosa, habida cuenta del tatuaje que luce nuestro MACHO de portada…).
Matizo lo de a priori, porque lo cierto es que el rollo ni contigo ni sin ti, está bastante demodé a estas alturas del partido. Es como ponerte una minifalda muy corta con unas botas muy altas con 50 años. Totalmente innecesario y muy ridículo.
Por ejemplo, hace más o menos un año mi amiga Marta y yo salíamos de caza y nos lamentábamos entre litros de gin-tonic y capullos de toda índole, del panorama masculino en general. Mientras yo me enredaba una y otra vez con ex, tíos con novia, yogurines, y algún que otro amigo, Marta encontraba en Diego al hombre de su vida y el próximo fin de semana se casa (por cierto, ¡¡ENHORABUENA CHICOS!!).
Obviamente, el destino y estar en el lugar adecuado juega un papel fundamental, pero también lo hace estar en el momento personal adecuado, es decir, decidir de una vez por todas que no quieres convertirte en cantante de copla y acabar cuando menos estrellándote contra la mediana de la A-3 (por ejemplo). Supongo que dejó de agarrarse a “la caña” como a un clavo ardiendo en pos de un enamoramiento más sano. Y es que creo que a menudo confundimos la inseguridad de las cosas intangibles y la adrenalina del reto a conseguir con el enamoramiento más básico conocido también como flechazo. ¿Y no será ese flechazo un signo inconfundible de inmadurez emocional? ¿Que el enamoramiento es el último vestigio que nos queda de la adolescencia? ¿Donde aún se disfrutaba sin miedo, sin dolor, sin un pasado que hace que escuezan heridas aparentemente cicatrizadas?
¡Camarero! Una lobotomía emocional para la señorita! (o señora, como últimamente y cada vez más a menudo osan llamarme…¡¡A mí!!) ¡¡Maaaarchando!
Cuando tras mi vuelta a los ruedos madrileños la jefa me propuso el tema de la búsqueda de Pepe y la realización de ese portadón (alabo por cierto el gusto de Antonia. Ya tenemos algo más en común…), me fui a un viajecito de chicas a la playa. Casi todas casadas o eternas señoras de; y yo, la eterna soltera en medio de un trabajo de investigación, acerca de las pautas de la búsqueda de la pareja perfecta. Todo un desafío. La mayoría me decían que tras mucho besar el suelo que pisaban sus supuestos amores a 1ª vista, y cuando la intensidad de lo efímero daba paso al látigo y al fustigamiento propio y por parte de sus parteners, se habían decantado por el sosiego de amantes esposos o amagos de, que las tratan como se merecen: como a las reinas que son.
¡¡BRAVO!!
Después de todos estos testimonios, tomo nota y propongo algunas pautas para encontrar a Pepe sin dejarte la vida, la piel (y los cuernos) en el intento:
1º Pepe no puede tener menos pelos en las piernas, ni más tetas que tú.
SI al retrosexual.
2º Pepe no puede tardar en acicalarse más que tú (ni tener más cremas).
NO al metrosexual.
3º Que te arrastren a la cueva por los pelos de vez en cuando mola, pero te puedes quedar calva. OJO!
4º A Pepe no se le busca y mucho menos deseperadamente. Se le encuentra.