Yo Mango con Glamour

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DSC06377Creo que me falta una coma en el titulo, pero es que no he podido resistirme al juego de palabras, y más después de haber asistido a la Shopping Fashion Night by Mango -que les gusta un nombre largo, complicado y en inglés a esta gente de las compras- y que viene a ser como la hermana pequeña y fea de la FNO de Vogue (si habéis llegado a este punto sin haceros un nudo en la lengua, lo que continua os parecerá facilísimo).

Una vez dicho esto, quiero hacer una pequeña sugerencia, y es el cambio en la fecha de estos eventos, en lugar de celebrarlos en Septiembre y Octubre, pueden hacerlo en la Noche de los Muertos, porque nunca jamás he visto tanta gente disfrazada en un lugar tan pequeño.

Y no hablo solamente de la ropa, que podría, si no de ese disfraz que se lleva en la mente y en la actitud, y que hace que quien porta esta indumentaria se crea realmente alguien importante. Y si había alguien importante esa noche, éramos solamente 8 personas: mis amigas (3), los camareros (2), los porteros (2) y yo; los porteros  me confesaron, al final del evento, que se hacían un poco los duros diciendo un «no» con la boca pequeña a aquellos que no llevaban invitación, y la gente sacaba a relucir todo tipo de artimañas «está mi madre dentro», «salí un momento», «me la dejé en casa» y otros iban corriendo al kiosco a comprar una revista que no acostumbran a leer mas allá de internet, y la mostraban como pase desesperado a una noche de compras rebajadas y mucha cámara de fotos.

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Mmmm… LA CÁMARA DE FOTOS, o el equivalente al anillo en la película de «El señor del ídem». Si quieres saber lo que es tener el auténtico poder, olvídate de bolsos caros y cuentas corrientes poderosas, y lleva colgada del cuello una cámara de fotos. La gente se transforma al verte, pasan por tu lado varias veces, se peinan, se contonean, mueven la melena y aletean las pestañas, todo por salir en la foto, que nunca se sabe quien está detrás de la cámara… Y encima yo con mi Antonia en la boca toda la noche, y para mas inri, no soy alta… Así que Scott tiembla y bebe todo lo que puedas, porque te ha salido competencia.

Como había tanto a lo que estar atenta, me llevé a una buena amiga, Marta, y encima alta, más alta que la media, y así podía otear todo aquello que mis ojos no alcanzaban. Ella fue mi coolhunter de la noche, y me sugería a quien fotografiar, unas veces con buena voluntad, pero la mayoría de ellas… con un dulce sabor a veneno.

Hice algunas preguntas, porque realmente me interesaba saber qué llevaba a la gente a salir un jueves de su casa para acercarse a un Mango que iba a estar allí al día siguiente. La mayoría de los allí presentes fueron por el descuento, esto me devolvió confianza en la raza humana, un alto porcentaje aprovecha la ocasión para comprar a un precio inferior del habitual. Gente inteligente.

DSC06376Otros iban porque hay que ir… porque es su labor estar en cualquier acontecimiento que tenga ropa de por medio. Esto es, las bloggers… Otra raza, no sé si humana, porque yo me acerco a unas muchachas, con cara de listas, y les pregunto gentilmente si puedo hacerles una foto, ellas sonríen y me dicen que sí, hago la foto lo mejor que puedo y siguiendo todos los consejos de Gratis total («no flash, cámara colgada, agarrala bien, en automático no… pero a ti te dejo y te guardo el secreto»), les doy las gracias y les pregunto que qué tal, como lo ven y lo primero que me dicen es:
-«Soy blogger»
-«Y yo morena, y aquí mi amiga trigueña, ambas neurocirujanas y yo aún encima colaboro con Antoniamagazine, pero no me gusta chulear»

Realmente están hechas de otra pasta, son unas sacrificadas y como ya conté en «economía sostenible», unas autenticas malabaristas de la economía, porque gente que estudia o tiene un primer empleo, son capaces de multiplicar el dinero para poder manejar cámaras carísimas, tener montones de ropa, e ir a infinidad de eventos.

Todas dicen tener un blog de moda, y al preguntarles si escribían mucho texto, pues decían que no…, al preguntarles si comentaban la moda, decían entusiasmadas «¡Sí! ¡hablo de lo que se lleva, de las tendencias!» y yo más antonia que humana, les decía, «bueno, hablas de compras, ¿no? ¿o analizas desfiles?», y ellas mas blogger que nunca respondían con un «bueno…sí…».

DSC06384También me preocupaba saber quién les hacía las fotos y la mayoría trabajan en sociedad: tú me las haces a mi y yo te las hago a ti. Sólo una de las encuestadas era fotografiada por su novio y la que más me sorprendió fue una chica a la que su hermana pequeña le hacía de fotógrafa, «y le he regalado un curso de fotografía, ¡y le encanta!», mira qué bien, pensé yo, gracias a las bloggers hay personas que encuentran su verdadera vocación, pero me quedé muerta al oír que su hermana pequeña ¡tiene sólo 10 años!. Y esta pobre criatura cargada con una cámara y el ego de su hermana, como si no fuese suficiente con la mochila del cole, y de descampado a polígono sin ton ni son, exponiéndose a todo y arriesgándose a que le claven un stiletto en la frente si la luz no es la adecuada o si la foto ha salido movida…

Entre todo este zoo elenco de personajes, había alguna canapera despistada y decepcionada, porque allí de beber mucho y malo, pero de comer nada de nada, madres con sus pequeñas, empresarias, novios con sus novias y vuestra Yo Doña, como si de una reportera de guerra se tratase, sorteando la eterna cola de la caja, la más larga todavía cola para maquillarse en el stand de Mac (hasta dos horas de espera, para total irte para tu casa y desmaquillarte, o no…) y rechazando todo tipo de propuestas deshonestas que me hicieron… ¡Hubo una muchacha, que me ofreció su C.V.! ¿Y que voy a hacer yo con él, criatura?

Me fui de allí con la sensación del trabajo realizado, con el conocimiento de que son muchas las personas que miran -no leen- a las bloggers y con la gran sorpresa de que solo somos unos pocos los detractores. Para el populacho las bloggers son las nuevas Elenas Francis, las gurús, las guías espirituales y las nuevas echadoras de cartas. Una visita a estos espacios y muchos tienen la sensación de vivir una vida mejor… o al menos hasta que el ticket de Zara caduca y ya no puedes devolver la prenda, entonces… Cenicienta vuelve a ser asistenta…

Yo Doña, hoy… reportera en territorio hostil.