Me costó ir a la obra tanto o más que a las esposas de Enrique VIII salvarse de la guillotina. Pero como querer es poder, conseguí llegar al Shakespeare Globe Theatre, el cual es una réplica del original. En él, el mismísimo Shakespeare represento muchas de sus obras y gracias a la construcción del nuevo teatro en 1997 podemos disfrutar de ese mismo ambiente que los londinenses del siglo XVI.
La verdad que la obra que representó la compañía española Rakata, Enrique VIII, me fascinó. Quiero decir que desde siempre me ha parecido muy interesante la vida de este personaje y la verdad que se agradece poder haberla visto en español y no en inglés de hace 4 siglos.
Es la primera vez que una compañía española representa en este teatro y ha sido con motivo de las Olimpiadas Culturales de 2012, dando la oportunidad a compañías de todo el mundo de poder representar al dramaturgo inglés.
La obra se basa en el momento en el que Enrique VIII, tras conocer a Ana Bolena, decide finalizar su relación con Catalina de Aragón después de 24 años de matrimonio, alegando que ella era incapaz de engendrar hijos varones. Al final, la hija de éstos, María I de Inglaterra, fue la que reinó tras la muerte de Enrique.
El personaje de Catalina de Aragón, interpretado por Elena González, estuvo muy bien conseguido, transmitiendo la desesperación, desolación y rabia que inunda a una mujer cuando es abandonada por otra.
Fernando Gil, como Enrique VIII, estuvo brillante, pudiendo ver en su personaje la fuerza , el poder y el encanto del propio Enrique. Este encanto pudimos verlo en el primer encuentro de él con Ana Bolena, Sara Moraleda, donde la sensualidad podía palparse desde el balcón.
La representación fue apasionante y amena, a pesar del hecho de que durara 2 horas y media. La compañía Rakata ha dejado el listón muy alto en este renombrado teatro.