Como casi cada comienzo de curso, es decir, tras el periodo estival-vacacional, llega Antonia con un lavado de cara. Este año más que lavado de cara ha sido un peeling químico en toda regla, para adaptar los contenidos de la revista de tal modo que puedan leerse desde cualquier tablet, smartphone u ordenador. Toda una señora paliza, que nos hemos pegado para haceros la vida más cómoda.
Otro de los grandes cambios que hemos introducido en la publicación es la frecuencia de actualizaciones. Hasta ahora, actualizábamos contenidos una vez al mes, o al menos el grueso de ellos, con lo que los lectores más fieles iban directamente a su sección favorita y algunos contenidos más, pero sabemos que es imposible leerse toda la revista de un tirón (aunque nos consta que alguno ha trasnochado por leérsela entera… eso es amor y lo demás tontería). Así que hemos pensado que vamos a dosificar tanta información: ahora cada viernes os informaremos de los nuevos contenidos que se hayan ido publicando durante la semana, para evitar empachos.
Eso sí, seguiremos produciendo una portada cada mes, porque es nuestra esencia, nuestra imagen de marca: las portadas de Antonia y la intriga de no saber qué locura se nos ha ocurrido esta vez. Además, es lo que más nos divierte hacer así que ¿para que cambiarlo?
Y como hay noticias, presentaciones, inauguraciones, etc, de las que no podemos informar porque se nos van de fecha, las presentaremos dentro del apartado Flashes, donde podréis encontrar desde el lanzamiento de un producto hasta la inauguración de una exposición, pura información, sin opinión. Las opiniones las reservamos para los artículos de contenido.
Me he reservado (porque para algo soy la Jefa) una sección, en la que os enseño las cosas que me gustan, los productos que me han funcionado o alguna recomendación que haya sido un acierto. Aclaro que sólo cuento lo que me va pareciendo, y ni es publicidad ni contenido promocionado. La he llamado Editor’s Choice, que siempre queda más fino que ‘me mola mazo’. Hay que mantener las formas, siempre.
Y es que en Antonia queremos hablar de cultura, de moda, de sociedad, de política… pero sin descuidar la estética, la línea editorial y la calidad de los contenidos. Non solum sed etiam, no sólo sino también. No sólo imagen, sino también calidad.
En este número, como viene siendo habitual en estas fechas, nos centraremos en el universo de la moda, porque aunque algunos se empeñen en convertirla en algo miserable, de amiguismos, favores, y blacklisteos, nosotras guardamos esa imagen de la moda española de nuestra adolescencia, la de Manuel Piña, la de Pasarela Cibeles, la del anuncio de «Moda de España», la de las producciones de la magnífica Woman en sus inicios… Eso que nos hizo soñar en su momento, y que tan degenerado anda.
Como anécdota, os contaré que hace unos meses me llamaron para cubrir un puesto en una importante revista de una importante editorial. En la entrevista me hicieron una pregunta: «¿te interesa la moda?». Yo contesté que no es que me interesara, sino que me encantaba la moda, lo que no me gustaba era lo que estaban haciendo las revistas con ella, pero que era posible hacer algo hermoso y sin perder su comercialidad desde dentro, y eso es lo que yo estaba dispuesta a hacer.
Creo que no hace falta que os diga que nunca volvieron a llamarme. Pero yo, a mis casi 44 años, ya no estoy por mentir para conseguir un puesto en el que, por otro lado, iba a ser más esclava que creativa.
Porque yo no me resigno a ver este panorama tan desértico. Yo tengo esperanza, y lucho por encontrar belleza donde escasea. Porque me sorprende ver que hay tanto talento joven, que es sistemáticamente ninguneado o absorbido por una industria que sólo busca copiadores, no creadores. Por unas editoriales que atrapan en su tela de araña a grandes plumas, que deberían estar escribiendo inmensos reportajes (que es lo suyo), pero que los anulan mandándoles escribir pies de foto, y buscando referencias en internet sobre tendencias que no existen más que en la cabeza de alguna directora pasada de vueltas y que acaba de descubrir Tumblr.
Y si en algo puedo contribuir para cambiar este panorama, lo hago. Porque los que dirigimos revistas, tenemos la obligación de aportar algo a la cultura de la moda. Hacemos revistas, no catálogos de venta.
Vuestra rendida admiradora,
Mabi Barbas, la Jefa.