Es complicado elegir a una mujer que me inspire o que considere un buen ejemplo a seguir. Cuando pensé en una musa vi la luz y lo tuve claro, sin dudas: Ella es Shirley Manson.
Conocida por todos por ser la cantante del grupo musical Garbage, pocos podíamos pensar que debido a su pelo sería la típica niña con la que los chavales se metían de pequeños, pero así era… Por si fuera poco en su adolescencia se autoflagelaba y dañaba. Afortunadamente fue fuerte y, sospecho, que ni ella misma ni esos compañeros de clase sabían que se convertiría en una atractiva cantante con poderosa personalidad.
Shirley es de esas mujeres que tienen sonrisa divertida, cautivadora que te invita a salir con ella de fiesta y ser el centro de atención de la discoteca. A la vez también se la intuye ese lado más complicado, profundo, como cuando canta temas del estilo a Only happy when it rains, Drive you home, Bleed like me o I hate love. Una dualidad que resulta atractiva, capaz de enfrentar esas dos caras que todos tenemos.
Interesada en los problemas de la sociedad, ha amadrinado varias campañas sobre el SIDA, cáncer o el respeto a los animales pero sin tener la pedantería de algunos que se presentan como salvadores del mundo. Sin pelos en la lengua, como se puede comprobar en todos los textos que escribe, y con una presencia imponente. Experta en los cambios de looks más radicales, como aquel pelo corto con rubio platino de la época de BeautifulGarbage, y de grandes momentos como el de la «detención» en el videoclip Sex is not the Enemy o huyendo en Run Baby Run por media Europa.
Ya había actuado anteriormente en otros grupos (Autumn 1904, Wild Indians, Goodbye Mr. Mackenzie, Angelfish) antes de su incorporación a la banda formada por Butch Vig, Steve Marker y Duke Erikson con la que consiguió el éxito internacional. Ella siempre ha sido la cara visible del grupo, imposible de sustituir por otra persona. Estuvo a punto de publicar un disco en solitario, durante la parada de Garbage, pero nunca llegó a materializarse. Aunque en solitario la hemos visto como actriz en diversos papeles. El más importante en la serie Terminator: las crónicas de Sarah Connor.
Una de las grandes anécdotas dentro de las giras mundiales con el grupo fue en Madrid presentando Version 2.0, uno de esos discos que debería estar en todas vuestras estanterías queridos amigos. A Shirley se le ocurrió la idea de levantarse la camiseta y enseñar los pechos. Tal fue la ovación de los presentes que nunca más volvería a hacerlo en un concierto. Creo que se quedó impresionada por la reacción. En el 2002, cuando pude verla en la misma sala donde sucedieron los hechos, no realizó tal hazaña, aunque todo el grupo, viendo el ímpetu de la gente, cuando ya estaban las luces puestas, guardando instrumentos… salieron y se hicieron un mini acústico de dos canciones, algo que no hicieron en el resto de gira mundial.
Espontanea, divertida, con su propio estilo, por todo eso Shirley Manson se ha hecho un hueco en nuestra vida. Hasta con el «comeback» del grupo que a algunos les dejó hecho polvo y a otros nos dio vida.
Atractiva, exótica, luchadora y con una sonrisa, a veces tímida y otras guerreras, por todo eso, y muchas razones más, Shirley Manson es mi musa. ¡Larga vida a Shirley!