¡Anda y deja que conduzca yo!

Desde bien chica siempre he sido de hablar mucho tanto, que me sacaba de mis casillas el simple hecho de que la graciosa o el gracioso de turno me dijese ‘es que no dejas hablar a nadie’ a lo que yo siempre respondía… ‘¡si no tienen nada que decir!’. Pues algo parecido ha pasado con nuestra Antonia que vuelve para no cerrar su pico de oro. Dimos un elegante paso atrás para dejar que otros se expresasen en aquellos temas que a nosotras siempre nos han interesado y visto lo visto, ha llegado el momento de volver a tener ‘la voz cantante’. Y vamos a cantar como la Jurado, a pecho partío. Por que ya está bien, lo habéis intentado pero no habéis mostrado en estos dos años la más mínima autenticidad y no hablemos ya de originalidad.

Antonia por supuesto no soy sólo yo, Antonia son todos esos profesionales y lectores que nos acompañaron en nuestros primeros cuatro años de andadura y que tantas alegrías nos han dado. Antonia eres tú, y lo sabes!

Formar parte de Antonia supuso para mi un giro radical en el océano de aburrimiento en el que me ahogaba por entonces, me regaló momentos que jamás olvidaré y que espero repetir porque miro atrás y nunca me he visto más feliz. Esta revista de lo más profundo, cotidiano y sincero además me ha dado una segunda familia, porque todos los que contruímos este proyecto y aquellos que se nos van uniendo en el camino compartimos un vínculo que va más allá de las convenciones y clasificaciones sociales. Cada uno es diferente y único en puntos de vista pero no sé, es como que todos tenemos la misma actitud ante la vida. ¡Y nos queremos coño!

Antonia vuelve más libre y más fuerte que nunca. Hemos estado en un balneario, nos hemos purificado por dentro y por fuera, estamos guapas, frescas, cargadas de energía… ahora toca poner un poco de orden en este sinsentido editorial. Esperamos que forméis parte de esta nueva etapa participando activamente con vuestros comentarios y porqué no, escribiendo sobre todo aquello que os interese porque en Antonia tenéis voz, Antonia te escucha.

Así que… anda, cámbiate al asiento del copiloto y deja que conduzca yo que no necesito ni GPS ni Google Maps para llegar a nuestro destino!.