La Policía de la Moda de este mes estaba dedicada en exclusiva al Sónar, pero no nos podíamos resistir, ya que estrenamos en pleno Orgullo madrileño, a sacar a estas, las musculocas de gimnasio.
Tenemos muchos amigos gays. Algunos son musculocas de gimnasio, de las que se quitan las camiseta a la primera de cambio, y empapan de sudor a todo el que tienen cerca.
Chicos: no es agradable. Pensad en los demás. ¿Os imagináis que os restregara sus tetas sudorosas -y desnudas- por toda la cara una sesentona obesa? Pues poneos en el lugar de los demás. Porque da mucho asquito.
¿Cómo se distingue a simple vista a una musculoca de un chico musculado de gimnasio? Bueno, hay un par de detalles clave. Para empezar, lo de la camiseta: si no la lleva puesta, es una musculoca. Segunda pista: si la proporción entre anchura de espaldas y bíceps con su cabeza es de un 85% los primeros y un 15% lo segundo, es una musculoca. Toda musculoca se hincha en el gimnasio hasta que parece que la cabeza es de otro tío más pequeñín.
Bueno, toda musculoca y todo portero de discoteca malote. Reflexionad, nenes: si te da asco ese imbécil de portero, con la pinta que lleva ¿qué te hace suponer que a tí te queda mejor esa desproporción de músculos que a él? Lo que es feo es feo y ya.
El infierno musculoca lo constituyen las patitas de pollo. Cualquiera que sepa algo de musculación, sabe que si por constitución tus piernas son como las de Ana Obregón, por más que te mates haciendo pesas no van a aumentar de anchura. Así que aquí tenemos a la pobre musculoca, con unos bíceps, abdominales y espalda de escándalo, y unas piernecillas ridículas. Podría constituir la tercera pista, porque a ellos en verano les da igual la desproporción: se siguen poniendo esas bermudas horriblas para pasear por Chueca. Camisetita de tirante mínimo, apretada hasta cortar la circulación, bermudas, y dos hilillos en vez de piernas asomando por una pernera que, sin duda, les viene ancha.
Chicos, otro consejo: si te has pasado aumentando tus músculos en el gimnasio, en invierno la ropa no te va a quedar mejor, al contrario, vas a parecer un croissant, embutido en esas camisas y esos jerseys demasiado ajustados. La mesura, la contención, la proporción epicúrea deberían guiaros, que suponemos que también tenéis madre, y sufre mucho cuando os ve por la tele, en uno de estos programas con tertulianos, hablando sobre el estilo de esta o la otra, o de alguna folclórica. Porque, no sé si os he contado que a la musculoca le gusta prodigar su desproporción también en los medios televisivos, erigida en crítico de estilo.
Cuando la vida les enseña que los anabolizantes y la viagra no les hacen más deseables, dejan de practicar pesas compulsivamente, se dejan crecer la barba y la barriga, y se convierten en «osas». Entonces reivindican al «hombre natural», y ya no les gustan los musculitos de gimnasio, a los que desprecian igual que antes despreciaban a los que no practican el culto al cuerpo.
Dedicado al BOC, Orgullo Crítico de Madrid, que reivindican
“Queremos un Orgullo para todxs, con independencia de la capacidad adquisitiva de cada unx, independientemente de su situación ante la ley de extranjería, el excluyente mercado de trabajo o el acceso de a un mero espacio de consumo en el que se ha convertido el “ambiente oficial” de Chueca donde solo cuentan los cuerpos de gimnasio de varones blancos, con papeles y una estupenda profesión “liberal” (…)”