Hagamos un viaje a Surtsey

Emprender, definición RAE: Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro… y yo añado, un viaje.

Hoy en día, en estos tiempos convulsionados de crisis perpetua, este verbo nunca ha sido mejor empleado, porque hay que ver qué par hace falta para emprender un negocio, para realizar un proyecto – bien lo sabe nuestra Jefa – para perseguir un sueño, para seguir en el empeño de hacer lo que le sale a uno de los cataplines (por no decir cojones- ¡vaya lo he dicho!).

antoniamagazine-cine-viajeasurtsey-cartelAsí que yo soy de los que aplauden a los que algunos llamarán; incautos, crédulos, ingenuos pero a quienes yo prefiero llamar; soñadores, aventureros, personas que se atreven cual espontáneos lanzándose al ruedo, a ponerse el mundo por montera sin temor a no salir por la puerta grande… sólo por decir “olé, lo hemos hecho, aquí estamos y con esto nos damos por satisfechos”.
Y así son Miguel Ángel Pérez y Javier Asenjo, los directores de la película Viaje a Surtsey,  dos amigos que un bien día dijeron “qué cojones, lo hacemos pero a nuestra manera” y se encerraron una semana en una casa frente al mar para escribir un guión que transcurre en la montaña… la historia de dos amigos; Iñaki (Lucas Fuica) y Mateo (Raúl Fernández de Pablo), recién cuarentones, con la vida por delante – ya no “toda la vida” y lo saben – con fracasos a cuestas, insatisfacciones por lo no conseguido y por lo conseguido también, hijos adolescentes que por mucho que quisieran sus padres, no son el reflejo de lo que fueron ellos y que quizá ya no tienen nada en común sino una vieja amistad que se está apolillando en un cajón, ese cajón donde Mateo guarda una antiguo mapa de esas cimas que nunca llegaron a coronar.

Y como los directores de la peli que protagonizan, Mateo e Iñaki dicen “por qué no, por qué no lo hacemos” y se plantan con sus dos hijos de 15 años; Irene (Elisa Drabben), Bruno (Lucas Utray) y un perro tuerto (Pirata) en los Pirineos para subir a este 3000 que nunca alcanzaron y cumplir por lo menos UNA de todas esas cosas que querían hacer y nunca hicieron. El resto es historia, la historia de un viaje que llevará a Iñaki y Mateo a la cima del Otal no sin antes haber tropezado y sorteado un montón de piedras en el camino; la incomunicación de Bruno, el distanciamiento de Iñaki y Mateo, las crisis hormonales de Irene una adolescente urbanita, chillona perdida en el monte, hasta el encuentro con la sabiduría encarnada en un “Viejo”, ; Fernando (Pep Antón Muñoz) un hombre de esta montaña quien sabe mejor que nadie que hay que luchar para redescubrir y conservar lo bueno que uno atesora, que hay que saber mirar, contemplar, pararse para pensar mejor…
La montaña como metáfora de la amistad que se transforma según las estaciones, de la vida que nos separa, de las penurias que nos unen…

Al rodar su ópera prima en exterior en el Pirineo Aragonés (Torla, Valle de Bujaruelo, Valle de Ordiso y Otal), con animal y niños y rechazando la “ayuda de grandes productoras”, Perez Boronat y Asenjo dejaron claro que en su peli, para bien o para mal, mandaban ellos y como Mateo y Iñaki (sus alter ego ¿quién es quién?) un poco por sorpresa y a lo loco se encontraron en la selección oficial del Festival de Gijón… del mar a la montaña y de vuelta al mar, es un buen viaje… Junto con parte del equipo que de tanto subir y bajar montaña ha formado una especie de familia – ya se sabe que el roce hace el cariño y combatir el frío más – se han presentado a la rueda de prensa del Festival cual niños en su primer encuentro con los reyes, entre maravillados, sorprendidos y con cierto descaro.
Cuando se les preguntó: ¿Habéis hecho una película sin violencia, sin sexo y encima española, qué pretendéis?  Asenjo contestó «Es cierto que es una película sin sexo, sin violencia y española, pero es la que queríamos hacer y nuestras expectativas ya están cubiertas por el solo hecho de estar seleccionados en la edición del cincuentenario de este festival», aseguró Asenjo. «Nuestro sueño era poder estar en Gijón».

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Y quedó claro que a unos les parecerá que entre películas afganas, serbias o chinas de contenido y drama social, Viaje a Surtsey resulta fuera de lugar por no mandar (y conscientemente) ningún mensaje, ni denunciar ninguna injusticia, pero yo pienso como otros tantos que nuestros telediarios hace mucho que superaron la ficción y que viene bien ir al cine va ver cosas sencillas que te recuerdan que la vida, en el fondo, no tiene que ser un drama y que una amistad puede ser tan preciosa como el Valle del Otal en primavera. ¿por cierto por qué a Surtsey si el viaje transcurre en los Pirineos? Ah…

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Si quieres averiguarlo y disfrutar del viaje, habrá preestreno con dos pases el 29 y 30 de diciembre en Cineteca – sala Azcona del Matadero de Madrid – Plaza de Legazpi 8. Son unos 3’50 eurillos con el 21% de IVA incluido. Y ¿QUÉ MEJOR QUE ACABAR EL AÑO CON UNA SONRISA?

Fdo. Crueladeval, crítica de cine en sus horas muertas.
Dedicado a Consuelo, Irene y Elisa y a esas risas “endrínicas” 😉 que pasamos en la montaña.