Fauna Mongola es el más-puto-mejor-blog que he leído en mi vida.
Para alguien que, como yo, ha sido tan sociable y, por tanto, le ha cogido tanto asquito al personal (en general) y a la fauna malasañera (en particular), Fauna Mongola es la constatación de que no estoy sola, y es que es que sí, que el personal da para un blog, un libro y hasta para un programa de aquellos de «El Hombre y la Tierra».
Esta genialidad la perpetra el señor Cristóbal Fortúnez, que confiesa dedicar este blog como signo de agradecimiento «a esa gente que llena de color nuestras grises vidas».
Decir que se sobra es poco, porque a los personajes que habitan este particular blog nos los cruzamos a diario, encaramados a una bici choper, o comprando en una de las tiendas de moda de la calle Fuencarral, o sentados en una de los 73456834756837 sitios que últimamente han abierto en Malasaña para tomar té y cupcakes (unas madalenas envueltas en 5000 calorías de azúcar lo menos), esperando que Miranda Makaroff los vuelva a entrevistar por ¿6ª? o quizá ¿7ª? vez.
Y al igual que he declarado públicamente mi adhesión sin límite y mi fervor por la revista Esquire, me pongo a los pies de este señor tan grande que compone el Fauna Mongola, para recreo propio y deleite de sus muchos admiradores.
Gracias también a Madrid Me Mata, porque me descubre tantas y tantas cosas… Sois mu grandes, jefes.
M. Morgan