Este librito (apenas 100 páginas en formato bolsillo) es, ante todo, una lección de estilo.
Muchos de sus axiomas se pueden trasladar a la vida actual sin perder ni un ápice de sentido. Sirvan de ejemplo algunos de ellos:
«No te hagas pasar por un príncipe si no has aprendido antes a serlo»
«El efecto más esencial de la elegancia es ocultar los medios»
«Todo cuanto revela ahorro resulta inelegante»
o «La elegancia trabajada es a la auténtica elegancia lo que una peluca es al pelo»
Muchos egobloggeros deberían tatuarse algunos de estos axiomas, en vez de delfines chorras o símbolos de religiones de las que no tienen ni pajolera idea. Mejor les iba a ir si entendieran de qué va realmente el tema.
Honoré de Balzac se consideraba a sí mismo un cultivador de la vida elegante, y escribió varios tratados sobre el tema, recogidos en la serie «Patología de la vida social», a su vez publicados en el semanario La Mode, cuyo editor, Émile de Girardin, un visionario, fue el inventor de buena parte del periodismo moderno, editando publicaciones como Le Voleour, que «debía su fama y su nombre a su costumbre de nutrirse de las noticias publicadas por periódicos de la competencia» (sic). ¿Os suena de algo?
También fué el que introdujo la publicidad en la prensa. Un crack, o un listo. Desde luego, un adelantado.
Se lee en un pispás y no ocupa casi nada en la maleta, antonias. Altamente recomendable.
Tratado de la vida elegante. Honoré de Balzac. Impedimenta, 2011, 112 pp., 15,95 €. Traducción de Lluís Maria Todó.