¡Ay que bien, un concierto de fados!… en Cascais, en un ‘castelo’… ¿qué más se puede pedir? Pensaba yo cuando me dieron la noticia. Pues sí queridos míos se pueden pedir muchas cosas, pero las sé ahora, a toro pasado, cuando ya no sirve de nada. Procedo a enumerarlas:
-Por ejemplo que el cantante no tenga cara de lánguido, de querer morirse. Porque estás todo el rato imaginando su historia, el origen de sus desdichas y piensa cosas como: ¿pero si es bonico y joven y parece de buena familia, que le pasará a este muchacho? ¿Tendrá cancer? Y te angustias mucho por él.
-Que el concierto no dure más de cinco minutos. Considero que es el tiempo exacto que una persona normal puede estar escuchando llorar a un completo desconocido.
-Que el momento vital que atraviesa en ese instante el espectador (o sea yo) sea de euforia plena, porque una cosa os digo, si vas a un concierto de fados con un estado anímico ‘medio que’ no lo vas a poder soportar y ¿qué va a ocurrir? Que si no sabias si dejar a tu novio/marido, lo dejas, porque la vida te parece una mierda a su lado. Que si tenías dudas sobre si te iban a echar o no del trabajo, vas a llegar el lunes y le vas a decir a tu jefe: mira lo dejo y te ahorro el trago de tener que decírmelo tu. Y que si estas a dieta te vas a tirar a la bandeja de postre según acabe el triste ese de cantar.
-No tener diferencias físicas con tu hermano porque te vas a plantear fijo si eres adoptada. Esto no me preguntes porqué, simplemente te metes, ahí, de cabeza en el sufrimiento, las injusticias, el dolor del alma (que por cierto no puede doler porque no existe físicamente, que yo lo he buscado sin éxito) y piensas cosas raras. Además que como yo soy rubia y con tendencia a engordar y mi hermano moreno y rollo bicho palo pensé: Joder, claro, no somos hermanos biológicos.
-Que haya cobertura por Dios, primero pa poder fardar en tuiter: “jeje estoy en cascais en un concierto de fados, soy guay” con foto alusiva, y segundo para entretenerte mandado wasap indiscriminadamente, hasta al grupo de tus primos, que es un coñazo, o en el de ‘las chicas de la catequesis’.
-Que sirvan copas durante la actuación, esto por motivos obvios.
Al acabar el concierto (todo acaba, sí) es imprescindible llegar como sea hasta el cantante ,a codazo limpio y con el bolso de mano rígido por delante, para decirle: Obrigadisima estoy, me has puesto los pelos de punta, que vozarrón tienes.
Por Violeta Leal