O mucho me equivoco, mis queridas Antonias, o es más que probable que ahora mismo estéis valorando la posibilidad de arrojar por el ventanuco de la cocina que da al patio de luces de vuestra comunidad, ese platillo con 4 o 5 langostinos que aun está rodando por el frigorífico desde la pasada nochebuena…
O mucho me equivoco, mis queridas Antonias, o es más que probable que ahora mismo estéis valorando la posibilidad de arrojar por el ventanuco de la cocina que da al patio de luces de vuestra comunidad, ese platillo con 4 o 5 langostinos que aun está rodando por el frigorífico desde la pasada nochebuena, mientras pensáis en los nuevos propósitos para este 2013 y os maldecís amargamente por los excesos navideños y los polvos no echados que se perdieron entre las espesas brumas que emanan de los vapores etílicos ya de madrugada… ¡PUES MUY MAL!.
El langostino ha nacido en el portal y una tradición de tanta raigambre en nuestra sociedad nunca debe valorarse desde la displicencia ni el desaire… ¡pero no nos perdamos entre disquisiciones y valoraciones con cierto tono de moralina!, porque para tradición con arraigo y solera la de mi crítica de series con la que, desde el amanecer de los tiempos, vengo obsequiándoos mensualmente a todas vosotras, amadas mías.
Dicen que las navidades son tiempo de amor, confraternización, buenos propósitos y aprovechar que las chavalas se toman 15 tequilas seguidos para, desde el talante, el consenso y la responsabilidad, decirles lindezas a la luz de un candil; sí, eso es cierto, pero también es momento de series de mucho canguelo, y ahí es donde entra en juego: «666 Park Avenue«.
Dudo mucho que a estas alturas aun quede alguien que no sepa que estoy hablando de la nueva serie de Terry O´Quinn (ya sabéis, el que hacía de John Locke en «Perdidos«), y de Vanessa Williams (si coño, esa atractiva mulatita que está envejeciendo peor que Kathleen Turner), pero por si acaso, os pongo en antecedentes.
«666 Park Avenue» es una serie de Terror/Intriga que se desarrolla en un edificio neoyorkino en el que ocurren sucesos paranormales como, por ejemplo, que haya tórridas escenas de sexo sin que se vea una mala teta ni un triste cachete del culo, algo no solo de todo punto sobrenatural… ¡sino aterrador y espeluznante!; pero no nos quedemos en la anécdota porque, a diferencia de «American Horror Story«, en «666 Park Avenue» sí que hay un estupendo guión y los acontecimientos se van desarrollando de un modo coherente, ordenado, con sentido y mucho acierto.
De los protagonistas principales poco se puede decir (Terry O’Quinn y Vanessa Williams) porque a estas alturas ya tienen mas que demostrado su buen oficio; y de las nuevas promesas (Rachel Taylor y Dave Annable), pues oye, la verdad es que apuntan maneras en estos tiempos de la tribulación que nos toca vivir y en los que tanto diletante, incompetente y cara-bonita-sin-talento se deja ver por el panorama de series estadounidense.
Como con este tipo de series es mejor no hablar mucho para no levantar ninguna liebre (creo que esto los chavales lo llaman spoiler), no contaré mucho más. Solo diré que merece la pena ver la serie, que es francamente entretenida, que se disfruta (sobre todo a partir de el 4º o 5º capítulo) pero que hay tomársela con calma.
Antonias de mis entretelas, no seáis de esas que ven 3 episodios y repudian una serie, porque cada cosa tiene sus tiempo y quizá puede que tarde un poquito en arrancar, pero cuando empieza no defrauda.
Y digo que cada cosa tiene su tiempo porque, del mismo modo que nadie en su sano juicio llega al baile de graduación de su High School, le da una cachetada en el culo a la Reina del Baile y la comenta a voz en grito de ir a echar un clavileño al granero del Señor Peterson… si uno NO SE TOMA con calma según que cosas, puede acabar decepcionado sin necesidad o, en el caso de lo del toqueteo del culo de la reina del baile, con las dos piernas partidas y alguna costilla quebrada por el quarterback del equipo de fútbol que, a la sazón, es el novio de la susodicha Prom Queen.
Así que ojo, queridas mías… ¡y Feliz Navidad!
Iván Casquete