Todo cronista de lo cotidiano que se precie de su buen oficio y le falte un golpecito de horno (como es mi caso) por no decir que un hervor, de vez en cuando tiene que echar mano del Diccionario Collins de Ingles-Español y comenzar su diatriba cultural relatando lo que dicho manual refleja a propósito de un termino.
Para la definición de Fringe, el diccionario nos ilustra con 3 definiciones:
1.- Flequillo.
2.- Contorno, margen, límite.
3.- Teatro experimental.
Y aunque todos los protagonistas de Fringe tienen un pelazo (en la cabeza, no queremos saber más allá…) que para si quisiera Antonio Resines y la serie, en determinados momentos, toma un cariz dramatúrgico que roza lo vodevilesco, en realidad la traducción correcta para esta serie de televisión tan sandunguera, es “Al Límite”.
Por supuesto, este nombrecillo tan bien puesto no está escogido porque sus personajes vayan con la maquinaria a tope, drogándose, fornicando (así lo dicen en la COPE) o pegando tirones del bolso a las viejas para gastárselo en el BINGO, no señores, se llama “Al Límite” porque trata sobre sucesos sobrenaturales que, sobrepasando las fronteras de lo convencional, se instalan en lo paranormal y lo inverosímil.
Evidentemente es innegable que la temática es sabrosona y pinturera, pero lo que en realidad engancha de esta serie son los personajes, que tienen mucho de contradictorio dentro de una pinturericidad muy llevadera; y así, nos encontramos con Olivia Dunham, una agente del FBI que esta mas tierna que el día la madre, pero que da la impresión de que no ha echado un polvo en su vida porque de seria e inexpresiva que es, parece que se ha tragado una estaca en vez de… bueno, de eso, ya me entendéis; también tenemos a Peter Bishop, un jovencito de alto coeficiente intelectual, gallardo y echao palante, con un oscuro e insondable pasado (aunque yo creo que hasta fue putero en su adolescencia) y que tiene un aire a George Clooney cuando hizo la mili en Ceuta, que va mucho con su personalidad.
Por último nos encontramos a la estrella de la serie, Walter Bishop, padre del bueno de Peter, y cuyos rasgos mas destacables son que es un Científico mas loco que el pandero de un indio, muy aficionado a la cocina y los estupefacientes (el mismo se fabrica los alucinógenos) y que, si Dios quiere, el tiempo lo permite y la autoridad competente no lo impide, acabará haciendo que el universo explote con la misma facilidad del que tira desde la balconada de su casa un petardo de a 20 duros.
Fringe mola un cojón, universos paralelos… monstruos híbridos… tecnología fantásticosamente alucinante… en fin, que lo único que se echa de menos son escenas de porno duro… ¡que la Ciencia Ficción tiene que ser mas explicita! ¡Cojones!