Sociedad – Las bodas

El sábado pasado falté una vez más a mi palabra: ¡HE VUELTO A IR A UNA BODA!

Prometí no ir nunca más fundamentalmente por dos cosas:
1. La estupidez de la gente en estas ocasiones.
2. La barra libre.

undefineddamaIntentaré ser breve, aunque no sé si podré.
Empezaré por el momento cumbre de dicho evento.

La iglesia

Están los que no entran porque lo ven mal, cosa que comparto y respeto, pero que se queden en el bar pribando, o en su defecto en la plaza «fumando», o en el baño del bar sin tener ninguna necesidad fisiológica (está claro), tampoco me parece la mejor manera de empezar (tengamos en mente la barra libre).

La llegada al convite
Los novios o quien sea deberían de dar un plano que explique de forma clara cómo llegar de la iglesia al sitio donde se dará de «comer». Del mismo modo que te dan un número de cuenta (que nunca quise saber para qué es), no cuesta nada poner en el reverso un plano tipo Google donde nos indique con claridad cómo llegar. ¡Ah! y avisar de antemano que siempre te van a endosar a una o más personas para que las lleves al convite.

La comida
Nunca jamás entederé los menús de las bodas. La gente, por lo general, suele salir a cenar (yo prefiero cocinar en mi casa) o a comer a restaurantes, y a nadie se le ocurre (pudiendo hacerlo tranquilamente) pedir los platos exóticos que ponen en una boda. No voy a explayarme en más en este tema, pero amiga lectora, yo en una boda extraño mucho una ración normal de patatas fritas.

El «¡viva los novios!»

Este grito y otros más como «que se besen…» o «un brindis por…» o «que se beseeen…» o «¡guapos!» o «que se beeeseeen…» o la madre que los parió.

Entiendo que en esos momento la gente se venga arriba (animada por el alcohol y otras sustancias igual de dopantes) y actúe de forma estúpida. Pero es que ahora resulta que esos gritos vienen de las personas que se escandalizaban de los que no habían querido entrar en la iglesia, y se quedaron en el bar bebiendo. Vamos, que emborracharse en una boda no está mal visto, lo que está mal visto es acortar el camino -en un bar y no en un banquete- hacia la estupidez grupal.

imagesLa vestimenta (Pepa, esto va por tí)
Yo disfruto viendo cómo las tias se disfrazan, y se ponen esos zapatos que las dejan cojas al día siguiente. A nosotros, los tíos, lo que no nos deja caminar al día siguiente es la barra libre. Bueno, para alguna de ellas son ambas cosas…
Este tema es tan amplio. Da tanto de sí: el peinado, los bolsos, los complementos, el traje de los tíos, los que no van con traje, etc etc. Pero me parece que he dejado claro el concepto.

La música
Esos remember insoportables están hechos para las bodas porque nadie se atreve a tener un tema de esos en el loro de su coche o en su iPod (léase MP3, 4, 5…) y decirle a un colega: escucha este temazo.

Resumiré: dejaré a un lado la tarta, el vals, eso que entregan los padrinos, la despedida de los abuelos, aparcar el coche, el postre, la copa de sorbete (que no sé qué mierda lleva, porque no me creo que pongan limón exprimido y cava decente), el/la acompañante del DJ, los camareros, los santos niños corriendo por ahí (que Serrat describe muy bien en Esos Locos Bajitos), y demás momentos típicos y clásicos de una boda, para centrarme en el momento álgido de semejante evento: LA BARRA LIBRE.

La barra libre = tres mentiras

1. La persona que se acerca a beber gratis en la barra libre, es la misma persona que estuvo bebiendo gratis en las mesas (o en el bar ya nombrado) de forma correcta e indiscriminada, todo lo que le pusieran por delante, léase copa de espera, vino blanco, vino tinto, el sorbete ese, la copa del brindis y lo que le pudo traer el camarero, previo soborno. Así que no entiendo por qué tanta emoción por la barra libre, si al fin y al cabo es un poco más de alcohol, pero esta vez en vaso de plástico.

2. En la mayoría de los casos nunca hay cerveza, y que yo sepa nunca entra en la descripción del menú (léase: y de beber una cerveza bien fría), y el camarero sólo te pone una si se la pides de forma reiterada.

3. ¡¡¡Cómo hacen una barra libre, con todo lo que eso conlleva, e ilusiona, con horario de finalización!!! Dios, toda la asquerosa boda esperando este momento, no para beber (que también), sino para ver cómo los padrinos, los tios, los amigos de él o de ella, y los locos bajitos, se hacen uno sólo, estúpidos por igual, bailando esos temas, haciendo exaltaciones de la amistad, escuchar el típico chiste de «esta la pago yo», los comentarios ya sin cuidado de «yo a esa me la tiro igual»… en fin, en el mejor momento van y te dicen, señores, se acabó la barra libre.

¡Y UNA MIERDA! TÚ ME PONES UNA MÁS O YO AQUÍ MATO A ALGUIEN!!!

images-1Pero nada, ahora que estamos guay, que ya no estamos en una boda, que ya no molestan los locos bajitos, que los tios tienen la corbata en la cabeza, que la gracia de las tías es quitarse los tacones y decir «tía, paso de esos zapatos, tía»… van y nos tiran.

De la discoteca de después no os puedo hablar, porque nunca fuí (jamás llegué tan lejos), pero vamos, las bodas en general, y la barra libre en particular, son cosas que los novios tendrían que pensar en cambiar.

Vamos, digo yo.

Atentamente, NOMEMOLO.