Siempre he pensado que no hay nada peor que las expectativas, nos creamos falsas esperanzas, imaginamos como deben ser las cosas y nunca son como nosotros esperamos.
Y eso es lo que me ha pasado con el Santa Burg, un lugar del que esperaba mucho y que, al final, no me sorprendió nada.
En realidad habría que felicitar a quien le hace la publicidad ya que te provoca una sensación de transgresión, pecado e irreverencia que no se corresponde con la realidad.
Además, el hecho de que venga de la mano del reconocido xef Alain Guiard se suma al hecho de que creas que vas a tocar el cielo cuando comas una de sus hamburguesas, rodeado de un ambiente exclusivo, en un espacio único, que rompe moldes , y… bla, bla, bla… y no, ni tocas el cielo ni el infierno, aunque tampoco es que te deje indiferente. Lo dicho el problema son las expectativas.
La realidad es que el Santa Burg está bastante bien. Es un pequeño local situado en pleno barrio de Sants de Barcelona, en una calle bastante transitada y con un parking relativamente cercano. El local es pequeño, 6 ó 7 mesas alineadas a un lado, y una barra que ocupa casi todo local, situada en el otro extremo. La decoración sencilla y curiosa, ya que el local alberga dos o tres rincones con altares y figuras religiosas, con un fino toque de ironía, queriendo mezclar lo divino con el pecado de la carne, y dando un aire de transgresión y originalidad al local. También es cierto que si no has visitado la web y no has leído la intención de la decoración, no entiendes porque una hamburguesería “pija” tiene 3 altares para adorar, pero ya se sabe que la decoración no tiene fronteras.
Las mesas sencillas, sin manteles, y con su kepchup y mostaza y sus servilletas de papel, como cualquier hamburguesería que se precie.
El personal correcto, ni muy amables, pero tampoco bordes. A lo suyo, rapidez y eficacia, pero pocas sonrisas. Al xef, Alain Guiard, del que dicen que está cada día al frente de los fogones, ni rastro, pero claro, los fogones a la vista no están, aunque me parece que él tampoco…
La comida… una carta con una variedad de hamburguesas interesantes y de calidad, ya que, eso sí es cierto, la materia prima es muy buena. Se sirven en una cestita, no plato, y el tamaño es correcto. Si quieres guarnición, entiéndase patatas, ( que es una hamburguesa sin las consabidas patatas fritas ¿??) se piden, se sirven y se pagan a parte.
Resumiendo, el restaurante Santa Burg es una hamburguesería “de alta gama”, con buena intención, un maridaje interesante carne-vino, y una gran publicista. Un lugar de precio razonable, donde puedes probar hamburguesas diferentes y con un toque chic.
Estoy segura que si no me hubieran hablado tan bien del lugar, o no hubiera visitado su web, mi valoración sería más positiva, pero es lo que tienen las expectativas… que pensé que al morder una sola vez una de sus hamburguesas rozaría la línea de lo prohibido y ardería en el infierno, harta de placer y orgasmos gastronómicos, y mira, lo único que rocé es un kilillo más en la línea de mi báscula sincera y cruel.
Lugar informal, para reunión de amigos si estás por la zona.
Dina3, con algún kilo de más.
SANTA BURG
C/ Vallespir 51, 08014 – Barcelona
936763974
info@santaburg.com
Cómo llegar:
Metro – L5 Sants, L3 Plaça del Centre
Bus – 109, 54, 115, 44, 27, 30
Horarios:
De Martes a Viernes: Mediodías
13:00 – 16:00
Cocina abierta hasta las 15:30
Noche:
De Martes a Jueves:
De 20:00 a 00:30
Cocina abierta hasta las 00:00
Viernes y Sábados:
De 08:00 a 0:01
Cocina abierta hasta las 00:30
Domingos: de 08:00 a 00:00
Cocina abierta hasta las 23:00
Lunes y festivos cerrados
Precios: 10€ – 30€
VALORACIÓN
(1 a 5, siendo 5 la valoración máxima)