Siempre he pensado que no hay nada peor que las expectativas, nos creamos falsas esperanzas, imaginamos como deben ser las cosas y nunca son como nosotros esperamos. Y eso es lo que me ha pasado con el Santa Burg, un lugar del que esperaba mucho y que, al final, no me sorprendió nada. En realidad habría que felicitar a quien le hace la publicidad ya que te provoca una sensación de transgresión, pecado e irreverencia que no se corresponde con la realidad.
Lifestyle
Restaurante Macéo (París)
En pleno quartier japonais, junto al Palais-Royal, se encuentra uno de los restaurantes más refinados de París, el Macéo. No es necesario preguntar si la clientela tiene un nivel adquisitivo alto, porque con echar un vistazo a cualquiera de las mesas alrededor puedes ver caballeros con trajes realizados evidentemente a medida, señoras con joyas, bolsos y abrigos carísimos… y un montón de chófers en la puerta, junto a impresionantes coches con los cristales tintados.
Restaurante japonés You (París)
Si alguien te recomienda acercarte al barrio japonés a comer, puedes fácilmente perderte dentro de la infinidad de restaurantes que hay en la zona, Palais-Royal, le quartier japonais. Restaurantes como Sapporo, el Kunitoraya o el Chikojan suelen estar hasta arriba, y en algunos hay una cola esperando para entrar. La mayoría sirven noodles o ramen, pero siendo como soy una loca del sashimi, me empeñé en buscar uno que lo sirviera.
O Château, cata de vinos, París
Entre las sorpresas del viaje, mi chico había reservado plaza para una cata privada en O Château, un lugar reconocido en múltiples guías por sus vinos y sus cursos. Una cata maridada con quesos y algún embutido de Francia. A cada vino le correspondía un tipo de queso, y mientras Remy te instruía sobre la enorme variedad de terroirs, apellations y demás, tú le dabas un trago al dedín de vino que te había servido y un bocado al queso o al embutido que te decía que era el más apropiado para él.
Como una autentica city girl
The City, es la milla cuadrada que produce una cuarta parte de la riqueza del país, primer centro financiero del mundo y donde el poder, el dinero, la ambición, las traiciones y la envidia pueden respirarse en el aire. Y ahí me vi yo, envuelta sin motivo alguno entre un grupo de altos empresarios y aspirantes a, pero tengo que aclarar, que yo no soy una city girl ni lo quiero ser. Los motivos por los que estaba allí no vienen al caso, pero lo que sí interesa es todo lo que dio de sí el día y los lugares donde estuve y todo ello by the face.
La increíble historia de un gato llamado Bob
Conocí a Bob, el mismo día que murió mi gata Mari. Llámalo casualidad, coincidencia, no importa. Llevaría aquí como unos 5 meses y en ese día tan triste, este ginger cat me sacó una sonrisa. Lo que no sabía yo es que no iba a ser ni la primera ni la última vez que vería a este gatito y a su dueño.
Una sevillana en París
Cuatro días en París no son demasiados para todo lo que hay que ver
Una sevillana en París. Día 2: entre el turisteo y la sofisticación
Segundo día. ¿Montmartre o Marais? Elegimos Montmartre y luego ya veríamos. Callejeando cuesta arriba (muy cuesta arriba) llegamos a la parada del elevador. No pensaba subir más cuestas, de momento, así que utilizamos ese útil pase de transportes de turista que adquirimos en el aeropuerto, antes de pillar el bus hasta París. Desde arriba te das cuenta de la inmensidad de París, y eso que nos pilló un día nublado.
Una sevillana en París. Día 3: ¿puede salir Salma a jugar?
Que me pareciera trabajoso entrar al Louvre para no ver ni la centésima parte, o me negara a hacer la cola para subir a la Torre Eiffel, no significaba que fuera a renunciar a la visita de otro de los emblemas de París: el Arco de Triunfo. Además, siendo el remate de los Campos Elíseos, y estando cerca de nuestro próximo objetivo: la retrospectiva de Helmut Newton en el Gran Palais, todo cuadraba.
Una sevillana en París. Día 4 (y último): compras de última hora antes de partir
El espléndido tiempo que nos acompañó durante todo el viaje se estropeó la mañana del último día. Un cielo gris, algo de lluvia y bastante frío, acompañando nuestro estado de ánimo, un poquito de bajón por tener que marcharnos (con tantas cosas por ver todavía…)