Caitlin Moran es una Antonia

Caitlin Moran podría ser una de mis mejores amigas, de esas con las que quedas para tomarte algo y «comentar» tu vida, y terminas liándola en una karaoke a las 3 de la mañana. 

De esas a las que les puedes confesar, sin asomo de las más mínima culpa, que adoras a tu marido y a tu hijo, pero que a veces fantaseas con fingir tu muerte como en las películas, y comenzar una nueva vida en otra parte. Después de leer su libro estoy completamente segura de ello: Caitlin Moran es una Antonia.

Es graciosa, es coherente, está un poco loca, es madre, ha pasado prácticamente por las mismas situaciones que yo (bueno, yo no me he chuzao con Lady Gaga, pero creo que si me hubiera pasado igual si la hubiera entrevistado) y, sí, tenemos opiniones muy similares sobre el feminismo, la moda, el aborto, las convenciones sociales… me atrevería a afirmar que las mismas… o casi.

En el poco tiempo que he tardado en leer su libro (porque lo he literalmente devorado), no ha habido capítulo en el que no haya señalado al menos tres o cuatro párrafos… ¡demonios! ¡si es que parecía que me estaba leyendo la mente!. No los transcribo porque:
1) no quiero hacer spoilers: TENÉIS que leerlo
2) escribir una reseña a base de citar prácticamente la mitad de un libro es trampa

Me arrepiento profundamente de no haber movido cielo y tierra para poder ir a la rueda de prensa del pasado 5 de julio en Barcelona (gracias a María Teresa Slanzi, de Anagrama, por invitarnos; es una pena no poder estar en dos sitios a la vez), porque estoy segura de que hubiéramos terminado yéndonos de cañas por ahí.

ruedadeprensaEn esa estupenda (me consta, porque me han mandado fotos; ¡qué rabia!, de nuevo…) presentación, Caitlin desprendió energía e ingenio sin parar, y regaló algunas explosivas declaraciones:

«He escrito un libro sucio sobre el feminismo, con el que todo el mundo se puede identificar».
«Pretendo terminar con aquellas mujeres que no se consideran feministas».
«A cambio de mi arenga feminista, voy a contarles un montón de historias embarazosas sobre mi vida, y todos salimos ganando».
«Yo vengo de la cultura pop y quise escribir un libro con el que la gente pudiese divertirse. Si queremos que el feminismo funcione, hay que implicar a la gente».
«Las mujeres deben ser tan libre como los hombres, tenemos que poder ser esencialmente iguales a la hora de ser malvadas las unas con las otras».
«No existe un único feminismo ni un conjunto de reglas que funcionen igual para todas las mujeres. Pero hay herramientas para entender a las mujeres. Una buena forma de saber si estás ante una situación de machismo es preguntarte: ¿A los hombres les pasaría lo mismo?, ¿tienen un equivalente a esto?».
«Me gustaría que mi álter ego en la versión cinematográfica de Cómo ser mujer fuese Dustin Hoffman en Tootsie. Total, la mayoría de las modelos ya parecen travestis».
«La vida, en el fondo, es divertida, tanto siendo una niña de trece años aprendiendo a masturbarse como intentando entrevistar a Paul McCartney con preguntas inteligentes».
«Un feminista varón es uno de los productos finales más gloriosos de la evolución».
«Hacer la revolución social y cambiar el mundo puede ser muy divertido».

Durante mis cortas vacaciones, 4 de cada 6 personas que estaban leyendo en la playa tenían el tochaco de Dan Brown entre manos, abducidos y bastante aborregados.

Siempre tendréis tiempo de leeros un blockbuster como ese, pero si de verdad queréis reíros, disfrutar del placer de la lectura, y recuperar esa sensación de no poder dejar de leer página tras página, deberíais haceros con un ejemplar de «Cómo ser mujer» de Caitlin Moran, no os arrepentiréis de ello.

Los tochacos, para sujetar al resto de libros en la estantería…

Por Mabi Barbas

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comosermujerNo hubo nunca mejor época que ésta para ser mujer: tenemos el voto y la píldora, y desde 1727 ya no nos envían a la hoguera por brujas. Pero, ¿cómo ser mujer? Esa es precisamente la gran, eterna pregunta a la que Caitlin Moran se propone responder en una obra que aborda a calzón quitado –a veces literalmente–, con inteligencia, desvergüenza e ironía y también una salvaje franqueza, los principales aspectos de la condición femenina. Mezcla de libro de memorias y de divertida vociferación, apoyándose siempre en sus experiencias como mujer, feminista e hija de una familia numerosa y proletaria, Caitlin Moran se describe con una sinceridad y una audacia militantes, y habla con absoluta sinceridad de su relación con su cuerpo. Y con la comida, con los hombres, con el trabajo, la sexualidad, la maternidad, el aborto. Pero también escribe sobre la importancia de Lady Gaga, y los errores y horrores de la depilación más íntima, o el botox. Y sobre mucho más.

Así, alternando provocativas observaciones sobre la vida de las mujeres con historias ferozmente divertidas sobre sí misma, desnuda, deconstruye y arroja al fuego la imagen políticamente correcta de la mujer del siglo XXI. Y nos descubre página tras página esos secretos que se cuentan en voz baja las amigas verdaderas, y no esas equívocas colegas que jamás se quitan la máscara de la feminidad perfecta.

«El feminismo, sostiene Caitlin Moran, es demasiado importante para que se lo dejemos a los académicos. Y su libro, tan brillante y tan necesario, tan implacablemente cómico y tan serio, es precisamente lo que el feminismo estaba esperando» (Frances Wilson, Times Literary Supplement).

«Digámoslo de entrada: este libro es un bombazo. Hay frases que os harán reír a carcajadas, situaciones reales como la vida misma, y en las que os reconoceréis, asombradas. Y es muy, muy divertido… El gran mérito de Cómo ser mujer es que contribuye a la confianza en sí misma de las mujeres. Y nos recuerda que el sexismo, y todo lo que va unido a él, no sólo es represivo, sino aburrido y estúpido» (Miranda Sawyer, The Observer).

«Una crónica ocurrente y atrevida de la feminidad contemporánea… Una escritora con talento, verdaderamente original» (Germaine Greer, The Times).

«Muestra el lado irónico del feminismo más feroz y provocativo» (Paola Sara Battistioli, Tu Style).