Hablar de ¿Quién teme a Virginia Woolf? es hablar de una obra de teatro que todo el mundo conoce gracias a la adaptación cinematográfica que encumbró a Mike Nichols a mediados de los sesenta. Richard Burton y Elizabeth Taylor se fueron a casa bien contentos tras las críticas, la taquilla y los sendos oscar que recibieron por su fabulosa interpretación. Pero, ¿quién conoce la obra de teatro?. ¿Pertenece esta obra maestra de la escena a esa larga y aburrida lista de piezas que son conocidas gracias al cine?. Probablemente si, y aunque ha sido interpretada en cientos de teatros alrededor del planeta, pocos son los que han podido disfrutar de leer el original, frente a una chimenea en la crepita la leña consumida por un fuego en una lluviosa tarde de otoño. Servidor, como la ha leído unas cuantas veces y vive en un pequeño ático sin terraza, ha caído en la tentación de dejarse caer por el teatro de La Latina para ver la propuesta de PENTACIÓN; un montaje dirigido por Daniel Veronese y cuyo gancho es la archiconocida Carmen Machi en el papel de Martha.
Para los más escépticos, lo primero que hay que decir es que la Machi es algo más que la Aida de Globomedia, a pesar de que la mayor parte del público por lo visto, esperaba lo contrario. ¿Quién teme a Virginia Woolf? realmente narra la historia de un juego y una mentira, o de muchas mentiras. El ser humano es vacío e intenta con irrefrenable furia llenarlo de un limbo donde la realidad y la irrealidad se fusionan como la mantequilla sobre la tostada recién sacada de la tostadora. Se trata de una historia de impersonalización del ser humano, del exorcismo de la frustración y de la tiranía de la soberbia. Quizás una pieza demasiado compleja para que pueda ser apta para todos los públicos. Si tenemos cuenta que esta pieza incluso llegó a sufrir la despiadada guillotina de la censura cercenando sus tripas, nos podemos hacer una idea de la complejidad del trabajo que supone llevarla a escena. Et voilá!
Carmen Machi nos presenta a una Martha derrochadora de energía, tan viva por fuera como apagada por dentro. Es controladora, perversa y deleznable; vengativa, soberbia y a su vez deliciosamente maligna, toda una estratega del dolor. Su personaje es creíble, con un registro bastante bien ajustado aunque quizás adaptado a un público muy nuestro y lejos de la Nueva York de los años 40 (creo que Veronese podría plantearse eso). Pero Machi es energía en estado puro, se mueve con la seguridad y la altanería que esperábamos de la “malvada” Martha. En resumidas cuentas, nos la creemos como nos creemos a Pere Arquillué en el papel del malogrado Nick, fiel a la evolución del personaje y correcto en cuanto a su trabajo interpretativo. No puedo decir lo mismo del resto. Ivan Benet, la mayor parte de las veces fuera del personaje quizás cometió los fallos típicos del estreno con movimientos fuera de ritmo, quizás descolocado y bastante inexpresivo. Mireia, por desgracia no me gustó nada, no me aportó el punto de inflexión que requería su personaje; en cambio, encontré una histriónica y sobreactuada actriz interpretando a una panoli. ¿El problema?, la dirección
En conclusión creo que la pieza está bastante bien, pero los fallos de dirección después de lo relatado, creo que son bastante evidentes. No me explico la labor de esos directores que, montando una escenografía que provoca babas que empapan camisetas, ejecuten una obra maestra como ésta permitiendo escenas superpuestas y quizás ensuciadas. Con unos actores de calidad como estos, hay cosas que no se pueden permitir en el trabajo de dirección. Salir del teatro con la sensación de que todo el trabajo ha sido bueno gracias a la escenografía y los actores me parece hasta fastidioso. Al menos hay una cosa que es aplastante: Volver a ver a Carmen Machi en el teatro es volver a ver a alguien que ama su trabajo. Porque la Machi no es sólo Aída; es Agosto, es la Tortuga de Darwin,…
Y como es de bien nacidos ser agradecido, por primera vez quiero hacer mención especial al CM de Publiescena y a PENTACIÓN en general por contar con nosotros para ir al estreno. A veces da la sensación de que los medios online sólo se nos tiene en cuenta a través de nuestra repercusión en las redes sociales. Mientras esperamos ansiosos formar parte de su mundo multimedia, mailing, etc… continuaremos colaborando con los community manager que tan bien hacen su trabajo.
Zäpp Amezcua