Este mes queremos recomendar una comedia chirigotera, un espectáculo que da el cante y que rezuma arte por los dieciocho costados. No vayáis a pensar que como estamos en febrero y los carnavales ya están deseando salir del desván se me ha ido la cabeza por completo y me he ido a buscar el espectáculo más acorde con la fecha. En absoluto. La realidad es que su paso por los Teatros del Canal fue demasiado fugaz para un montaje que destaca por su originalidad e ingenio y que, en mi paranadahumilde opinión, debería ser referente de eso que llaman comedias musicales las grandes compañías y que a muchos de nosotros sólo nos producen nauseas.
Chirigóticas aterrizan en el Alfil, teatro fetiche dentro del circuito, pegando fuerte en su estreno y obteniendo un merecido éxito de público y crítica. El espectáculo, La Maleta de los Nervios, reúne a tres mujeres de las de andar por casa que escupen su día a día en forma de canción; el llanto y la risa se moldean a golpe de su particular chirigota gaditana en la que no falta el tabaco, las papas o el nesquik. Tres mujeres con un pasado y un presente que luchan por que el mundo y el paso del tiempo no les cambie, que pelean por la autenticidad y la integridad, que son mujeres de verdad y no están dispuestas a morir en el intento.
Pero para hablar de Chirigóticas deberíamos hablar de La Chirigota de las niñas, la formación nodriza a la que debemos tan desternillante parto, dramatúrgicamente hablando, claro. Partiendo como formación ilegal del Carnaval de Cádiz dieron su salto al teatro con su desparpajo y su particular versión del burlesque made in spain, donde la burla es peyorativa sólo para estómagos sensibles. El ingenio inunda las letras, combinado con un perfecto trabajo de expresión que nos ha hecho retorcernos de la risa sin olvidar la dureza que a veces la vida puede representar. Claro que partimos de la base que no todos los buenos son capaces de mezclar la sátira con la escatología y la denuncia social. La maleta de los Nervios supone ser esa mezcolanza perfecta que combina todo esto con la sencillez de quien combina un Dry Gin, una verdadera bomba.
Dicho esto, no hace falta decir que el trabajo de dirección y dramaturgia ha sido muy sobresaliente. Ya es hora de reír de verdad con los tiempos que corren; pero eso sólo se consigue cuando ves comedias de verdad. Definitivamente creo que voy a volver al Alfil a verla, estoy convencido de que se me han pasado muchas cosas buenas y eso voy a tener que solucionarlo