No os vamos a contar nada bíblico (Dior me libre), pero sí ahondaremos dentro de lo que realmente mueve el mundo, como antaño la religión, y que actualmente es la tecnología, las empresas y la ilusión por una idea creada entre cuatro tontos.
Instagram ha sido comprada por la empresa Facebook por un millar de millones (1.000 millones de dólares, lo mismo que lleva mi jefa en su monederito) en efectivo y acciones, no todo es llegar, pagar y eres mío. De esta forma se garantizan una continuidad hacia la misma meta pero mirando desde el ojo de Sauron.
Esta información la hemos leído en cientos de medios ya que ha sido una de estas noticias que se hacen omnipresentes durante días, generando opiniones, quejas (sin haber un porqué) y hasta expectación como si la empresa nos perteneciera. Ahora queda hacerse las preguntas obligatorias: ¿qué gana Facebook con esta compra?, ó, ¿qué gana Instagram dejándose querer?
La respuesta se debe dividir en dos, por una parte la que nuestro sentido común nos dará, donde veremos que una compra de una empresa a otra no es más que una forma de integrarla en la cadena de producción y vender nuestro producto con pizcas de la nueva integración, hasta aquí todo es normal, o más o menos entendible, pero: ¿nos conformamos con esta respuesta? Nunca.
La segunda respuesta que debemos sacar entre las líneas de todas las noticias que se han escrito, ahí está la gran verdad. Facebook compra una empresa que no llega a ser ni micropyme (Instagram está formada por 8 personas) por su impacto en la comunidad y su vuelo hasta los millones de usuarios en terminales móviles. Con esta compra y viendo el resultado de Facebook en los teléfonos inteligentes, podemos decir claramente: la piedra de David se llamaba Instagram.
Muy fácil, el que más crece es el más peligroso, por tanto, debemos eliminarlo cuanto antes, pero, como buenos mafiosos que somos, hagamos que trabaje para nosotros, así, ganamos los mismos adeptos que ya poseía Instagram y los sumaremos a los mil millones de usuarios que tiene ya Facebook.
A parte de quitarse competencia de encima, quedarse con la tecnología y patentes de Instagram, Facebook enseña los puños a otras redes sociales, como por ejemplo la vapuleada Google Plus que ahora más que nunca tiene unos contrincantes tan grandes como la falta de éxito de la misma.
Voy cortando después de enseñaros lo que puede dar de sí mil millones, una buena idea y una idea para mantener el estatus de vencedor cueste lo que cueste. Aun así, añado como nota personal el hecho de hacer realidad una idea simple y venderla 11 meses después por el dinero que jamás podrás gastar en una vida.