Febrero es un mes que no solo se caracteriza porque durante sus 28 días busque la sombra el perro (con mas desesperación que acierto), también es ese mes del año en el que, tras apuntaros a un gimnasio para neutralizar los excesos navideños, ya se van notando los efectos en vuestros, ahora de nuevo, firmes y tersos culos, mis queridas Antonias.
Por eso la elección de “Raising Hope” como serie sobre la que hacer este mes una crítica desde la responsabilidad, el talante y el hondo sentimiento en la intachable honestidad y encomiable catadura moral de los guionistas de Hollywood, no es ni muchísimo menos aleatoria.
Y es que dicha serie trata sobre un chavalote que acaba de salir de la adolescencia y que, tras una noche de lujuria y desenfreno con una desconocida (si, esas noches que tan a menudo solemos tener los redactores de Antonia Magazine), deja embarazada a la chati que, por desgracias de la vida, es electrocutada 10 meses mas tarde tras ser considerada por un Gran Jurado culpable de ser asesina en serie, lo normal en estos tiempos que nos toca vivir, vaya.
Evidentemente, al bueno de Jimmy Chance (a la sazón protagonista de la serie y padre de la criatura), no le queda mas remedio que hacerse cargo de la pequeña Hope (así es como se llama el bebé que da nombre a la serie) y llevársela a vivir junto con sus padres y su abuela senil al cuchitril al que viven todos juntos y en comandita.
Uno puede pensar que, con un argumento así, la serie va a ser un folletín melodramático de estar todo el día llorando por las esquinas como puta por rastrojo, pero no, porque resulta que el creador de la serie es Greg García (célebre por ser también el responsable de “Me llamo Earl”), así que en “Raising Hope” nos encontramos con una comedia demencial sobre las peripecias existenciales de un padre joven y soltero, enamorado de una cajera de supermercado muy mona pero que, desgracias de la vida, tiene un novio alto, guapo y universitario.
La factura de la serie es muy al gusto de “Me llamo Earl” hasta el punto de que el propio Jasón Lee hace un cameo en la primera temporada que gustará mucho no solo a viudas de moral distraída y a jevis de muñequera de pinchos en ristre, sino también a cualquier Registrador de la Propiedad que ahora mismo se pueda encontrar afincado en Guardamar de Segura.
Mi recomendacion es que, si erais superultrahipermegafans de las andanzas y desventuras de Earl Hickey y de su bigote kármico, veáis «Raising Hope«, porque la filosofía de comedia es la misma: capitulillos de 20 minutejos con momentos desternillantes y una moralina final lo suficientemente poco azucarada como para que no tengan que venir los muchachos del SAMUR a pincharnos en vena una dosis extra de insulina.
Vaya, que merece la pena verla.
por Iván Casquete