Como su propio nombre indica, el videojuego se ideó como método de entretenimiento y en la mayoría de ocasiones nos conformamos con que sea lo suficientemente divertido como para llenar unas cuantas horas de ocio. Sin embargo algunas compañías, combinando un apartado gráfico fuera de lo común con unas mecánicas jugables cuidadas y originales, se empeñan en demostrar que el videojuego es una forma de expresión totalmente valida no solo para entretener, sino también para asombrar, sobrecoger, emocionar… Thatgamecompany es una de esas compañías que pretende demostrar que el videojuego también puede ser arte. Sus tres primeros juegos están disponibles mediante descarga de manera exclusiva a través de PlayStation Network, por lo que si tienes una PlayStation 3 a mano te instamos a que los pruebes. Seguramente la idea que tengas después de jugarlos de lo que es un juego de consola no sea la misma.
Flow
El primer juego de Thatgamecompany nos invita a sumergirnos en un microcosmos acuático y a afrontar nuestra aventura de varias formas distintas según nuestras ganas de emociones. Empezamos manejando a un organismo unicelular que flota despreocupado acompañado de una relajante música. Podemos alimentarnos de otros seres similares aumentando en tamaño y ganando nuevas habilidades o por el contrario podemos dedicarnos simplemente a nadar y disfrutar. A medida que nuestro pequeño organismo evoluciona podemos ir bajando a mayor profundidad, donde nos aguardan mayores peligros, pero también mayores recompensas.
Flower
Partiendo de la base de algo tan sencillo como el control del viento se despliega ante nosotros un maravillosos espectáculo en el que de nuevo el colorido y la música juegan un importante papel. En esta ocasión nuestro objetivo es hacer florecer las flores (valga la redundancia) de una serie de escenarios. Sin la necesidad de enemigos ni complejas historias ‘Flower’ consigue tocar la fibra sensible y despertar en nosotros emociones como nunca antes un videojuego lo había hecho.
Journey
La ultima maravilla jugable de esta compañía es Journey. Somos un personaje solitario en medio de un basto desierto. Sabemos poco, pero tenemos claro que nuestro objetivo se encuentra en esa lejana montaña de la que surge un rayo de luz, siempre presente en el horizonte. Esta vez el juego introduce el elemento social, pero de nuevo de una forma en la que nunca se había hecho. A medida que avancemos por el mar de dunas podremos encontrarnos con jugadores que están viviendo la misma experiencia que nosotros. No hay forma de comunicación y ambos jugadores afrontan este encuentro de manera casual, por lo que las posibilidades de cooperación surgen de manera sencilla y espontánea. Une eso a un apartado gráfico espectacular y obtendrás ni mas ni menos que uno de los auténticos juegazos del año.