The Wire

En 1972, cuatro de los mejores hombres del ejército estadounidense que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido, no tardaron en fugarse de… un segundo… no, no… que me he confundido…. En 1999, 5 chavalines con el carné de conducir recién aprobado circulaban apaciblemente por una carretera comarcal, respetando todas las señales de tráfico y las precauciones que indica el Código de Circulación, cuando les paró la policía pidiendo todo tipo de papeles, salvoconductos y certificados. Cuando el agente se fue al coche patrulla para verificar la documentación del que conducía, yo dije desde la amargura, pero con voz aflautada a la par que firme: “Que sinvergüenzas, nos han parao por ser negros”.

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Esta historia es completamente verídica y el hecho de que todos los que íbamos dentro de aquel turismo fuéramos blancos como el alabastro, nada tiene que ver. Porque ser negro es un sentir, una forma de entender el universo… ¡una manera de vivir el aquí y ahora!, y eso los muchachos de The Wire lo saben perfectamente.

Muchos son los problemas que aquejan a Baltimore (lugar donde se desarrolla la serie), que si drogas en el ghetto… que si prostitución en el puerto… que si ahora te encuentras un trafico de influencias… que si mas tarde ves un blanqueo de capitales… ¿y que pasa? ¿Es que acaso en todas partes no cuecen habas? ¿Por qué creéis que Batman tuvo que calzarse la bata de guatiné ajustada encima de sus polainas de licra y ponerse a repartir manguzadas a diestro y siniestro? Pues porque en Gotham eran mas ladrones que una gata recién paría, y en Baltimore ocurre lo mismo, porque Antonias, en cada casa… ¡hay un cuadro ladeao!

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Y aunque es cierto que en Baltimore no hay un superhéroe que reparta hostias a dos manos, están los muchachos de la brigada de homicidios y los de la de estupefacientes (mas conocidos como los Estupas), para, capitaneados por el Teniente Cedric Daniels y el nunca del todo bien ponderado Detective Jimmy McNulty, hacer impecables investigaciones con escuchas a tutiplén, trabajo de campo a la antigua usanza y seguimientos muy modernosos, y de ese modo enchironar a todo el que quiera acabar con la paz de ese Baltimore mío… ¡ese Baltimore nuestro!

Algunos se han atrevido a afirmar taxativamente que The Wire es la mejor serie de todos los tiempos… ¡pues que San Agapito les conserve la vista!, porque la cosa no es para tanto. Es (como dicen en argot técnico los entendidos) un pedazo de serie, entretenida, con unos guiones fabulosos, unos personajes que evolucionan poco pero que están muy bien construidos, es una oda al chapucerío tanto de mafias delincuenciales, como de poderes políticos o policiales, y eso, quieras que no, siempre da mucho juego argumentalmente hablando.

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¿Qué como son los malos? Pues muy malos ¿Y los buenos? Pues muy malos también (con honrosas excepciones). En Baltimore todo el mundo tiene algo que ocultar, sea camello, detective, secretario general del sindicato de estibadores del puerto, jefe de policía o senador. Así que las investigaciones suelen complicarse cuando uno toca la tecla que no debe.

¿Que si se rodara una adaptación de The Wire en España dónde se haría? Es mas que evidente, en Puerto Banús y haciendo mas abuso que uso de planos contrapicaos de Jesús Gil en un jacuzzi. Lo que me extraña es que no se le ocurriera en su día a Valerio Lazarov… ¡que en gloria esté!

Iván Casquete