Fuerza, valor, mucha paciencia y unos cojones como el caballo de Espartero. Eso es todo el equipaje que se necesita no ya solo para triunfar, sino para conseguir dedicarse a lo que uno sueña.
Como Fina, nuestra protagonista de portada, una manchega monísima, la más moderna de su pueblo (aunque las comadres utlizarían otra palabra para describirla), que ha decidido venirse a la capital «a triunfar», como diría ella.
Lo que no sabe es que en la gran ciudad se va a encontrar con mentes más estrechas que las de su pueblo, con personajes clasistas, con trepas y, sobre todo, con mucho mucho mediocre.
Empezando por los que nos gobiernan, apoltronados en su estatus económico. Un estatus que serían incapaces de conseguir con su propio trabajo, porque tenemos una clase política inútil y muy ignorante.
Fina, hasta que consiga su sueño, va a tener que aguantar a muchas que la llamarán «provinciana». Las primeras que levantarán la nariz en señal de desprecio, serán otras provincianas, llegadas a la capital no mucho antes que ella, y que se creerán súper cosmopolitas y cool por juntarse con el primo del vecino de alguna diseñadora famosa. ¡Ay, el creerse más que otro por llevar 10 minutos más en la ciudad… la de disgustos que trae!
También tendrá que aguantar, la pobre, que le digan «provinciana» a modo de insulto paletas que viven en una pedanía de Alcobendas, que sí, que será muy grande, pero no deja de ser un pueblo, y su pedanía, aunque esté llena de chalets de lujo, un nido de catetos con dinero y casoplones con más azulejos en la fachada que en los baños.
Pero no te preocupes, niña, que también te encontrarás con gente como nosotros, que reivindicamos el talento venga de donde venga. En una ciudad como Madrid, el provincianismo es parte necesaria de la sociedad. Todos somos de fuera, todos tenemos algo que aportar, y da igual si vienes de otro lugar o si siempre has estado aquí.
Tu sueño es ser una estrella, y vas a empezar por bailar en Eurovegas… Quédate con el «Vegas» de la palabra, del mismo modo que nosotras nos quedamos con lo importante y dejamos atrás la tontería.
Muchacha, recuerda: fuerza y valor.
Vuestra rendida admiradora,
Mabi Barbas, la Jefa