Al trabajar en moda, no hace falta que confiese que no hay muchas propuestas que me parezcan interesantes de la pasarela Madrid Fashion Week -paso de dar publicidad a la marca de coches que a mi (tampoco) me pagan nada-. No es por ser malo ni tener muy mala hostia, que la tengo, no, es simplemente porque como no hay méritos para desfilar en la pasarela, ni criterios claros, ni ná de ná, pues luego pasa lo que pasa. Bueno a lo que voy. Esta edición he asistido al desfile de Roberto Etxeberría, un diseñador vasco afincado en Barcelona, y con un buen mecenas según se rumorea y según pude comprobar con mis propios ojos. Roberto ha ganado dos veces el premio L’Oréal de la Pasarela EGO de jóvenes diseñadores en ediciones anteriores, antes, en el antiguo régimen cuando había premio, que ya no lo hay. Esta edición es la segunda en la que desfila en la plataforma OFF que es como un Cibeles de antes pero sin ir al horror de IFEMA sino en algún espacio mono en Madrid. Esta vez ha sido en la nueva Sede del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid en la calle Hortaleza, concretamente en su terraza acristalada.
He tenido serios problemas para decidir si hacer esta crónica sobre el desfile o sobre los asistente, no porque la propuesta de Etxeberría no sea interesante, que lo es, sino porque madre-mía-del-amor-hermosos la gente cuando sale de casa y no tiene espejos ni amigos que les quieran no tiene límites. En fin, más allá de la fauna propia de este tipo de eventos debo destacar la magistral capacidad del diseñador vasco en el trato de la piel en todas sus variantes. A pesar de todo no ha podido evitar el peligro que corre uno al presentar una colección de verano centrada en la piel como materia principal y es que haya alguna salida -como en esta caso las de potro negro- que den un matiz invernal en demasía.
La colección bajo el título de “LA PIEL DEL SUR” desgrana varios tópicos sobre el mundo andaluz pasados por una estética más limpia y un tanto más mínimal de que lo que nos tiene acostumbrados Etxeberría y con un paleta cromática escasa, centrada en arenas, crudos, negros y rojizos. Nos aclaran su nota de prensa que “su nueva propuesta está inspirada en la cultura de la piel curtida propia del sur de España”, pues eso, mucho pantalón de montar, flecos, la piel troquelada de tendencia y mezcla de diferentes pieles en una misma prenda. Me gustaron especialmente los pantalones pesqueros con goma en el bajo en lino, una sudadera de serraje con capucha en tono crudo y un trench manga corta anaranjado. Os confieso que hay que tener mucho poderío, sobre todo económico, para poner esa propuesta encima de una pasarela, dados los precios que tienen en el mercado el nivelaco de pieles que utiliza el diseñador. Sabemos que el diseñador de Éibar ha asistido a alguna de las ferias internacionales más importantes del sector (PITTI UOMMO en Florencia) y sólo nos queda desearle que el mecenas le dure mucho tiempo y que pueda desarrollar todo ese buen saber y hacer del que hace gala.
NOTA: ya sé que me he olvidado de mencionar que cerró el desfile Topacio Fresh y Kaliah Garzón, modelo de Alta Costura de los años 80, pero como os aclaré en mi anterior crónica esto es una sección de análisis de moda y no de varietés.
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