Comienza la quinta jornada de la MBFW, un primer lunes de septiembre de aire frío y de vuelta de las vacaciones para aquellos que no se mantienen con un trabajo alimenticio que les permite pagar la hipoteca mientras se tragan los desfiles. La apuesta para este complicado día se abre con María Escoté y Carlos Díez, compartiendo espacio y público; un público que casi ha acudido en masa gracias a las numerosas invitaciones que han sorteado determinadas revistas, supongo que para rellenar espacio. Y es que madrugar un lunes de resaca post-vacacional para ver un desfile de estos artistas sólo es cualidad para aquellos que son muy muy muy periodistas o muy muy muy bloggers (para el que no lo sepa, estas dos cosas no significan lo mismo).
María Escoté abre (haciéndonos esperar un buen rato, si no lo digo reviento) dejándonos como acompañante la B.S.O. de Holocausto Caníbal así como para abrir boca. Nos presenta su colección “Cannibal Sweet Cannibal”, una particular versión del underground que pretende trasladarnos a una selva amazónica a golpe de estampados con motivos animales exóticos (leopardos, mandriles,…), lentejuelas, leggins, calaveras y todo ello bajo las órdenes de una paleta de color que va de los pasteles a los eléctricos. La Escoté ha optado para la noche por el vuelo y por recortar hasta el infinito dejando chicha al aire con unos vestidos mini mini que, a su vez, acompaña por el día con legendarios como la chaqueta bomber. Vamos, todo super original. Para servidor, y con todos mis respetos, esos estampados me parecen bastante horrendos en contraposición con el efecto relajante, ocularmente hablando, que me produce rescatar elementos más que inventados y darles un toque de color. El resultado final es que la colección me ha dejado bastante indiferente, el canibalismo parece que puede ser indigesto.
[Reinterpretar el perfecto, lo nunca visto #ModoIroníaON]
Carlos Díez Díez, que era el que todo el mundo esperaba, presenta «mantra«, una propuesta que convierte el blanco en el protagonista. Parece ser que Díez Díez quiere sacar la parte más impoluta e inmaculada de su espiritualidad. La colección se basa en la sucesión de blusas, capas y conjuntos vaporosos que emulan valores como el alma, la pureza y todas esas cosas del éter. El cuero, el punto, el algodón y la seda son los pilares de esta colección, ornamentada con metal y calzada con Doc Martins. Puede decirse que efectivamente hemos encontrado algo diferente esta vez, pero ha sido bastante aburrido. Lo bueno que tiene Carlos Díez Díez es que siempre tiene una clientela fiel, que compra sus cosas ya sean una de las 7 maravillas del mundo ya sean un mojón. Y para muestra, un botón; la convocatoria ha reunido a lo más bizarro del panorama del disfraz. Los hay que se han vestido de presidiario, de poli setentero, de blogger que no quiere parecerlo… vamos que con las bestias felinas de los estampados de la Escoté tenemos el circo al completo.
Zäpp Amezcua