No voy a soltar ahora el rollo de que en época de crisis se dispara la venta de lápiz de labios de color rojo. Eso lo saben ya hasta en el último rincón del planeta. Me aburro.
Y me aburre tanto el tema porque hará como 20 años que los labios rojos son parte de mi identidad. Que se pongan o no de moda es algo que me trae sin cuidado… A no ser que toooodas las marcas de cosmética se pongan de acuerdo para desterrarlo de sus colecciones, y dejarlo de fabricar para siempre. No les demos ideas, no les demos ideas…
El rojo ideal para mí es el rojo-rojo. No el rojo-burdeos o el rojo-achocolatado. El rojo es rojo o nada. Como un vestido de Valentino, sin concesiones. El rojo ahuyenta a los malos espíritus. Hay que usarlo más.
Aunque mi lápiz labial puede variar, dependiendo de mi situación económica o de que haya o no realizado algún descubrimiento, con el perfilador no hago concesiones. He usado, he comprado a pares, a trios, el Red Dynamite de Rimmel. Era el color exacto, ni por encima ni por debajo del tono que deseo. Son horribles esos labios perfilados en un tono más oscuro que el labial (lo sé lo sé, Sr. Quinquillero, a Vd. le parecen sexys, pero no, no lo son).
Pero, casualidades de la vida, ha caído en mis manos una pequeña maravilla de MAC, el Pro Longwear Lip Pencil, en mi color favorito (ellos lo llaman High Energy), y me he enamorado, tal cual.
Imagen: MAC