Alvaro Muñoz, Tarik, no debería necesitar presentación. Como músico –desde el alter punk de sus inicios hasta el elegante pop que ha ido facturando más recientemente- le avalan tanto su larga trayectoria, que muchos para sí quisieran, como las buenas críticas publicadas en los medios con más prestigio del país.
Despues de las dos últimas entregas como Tarik y La Fábrica de Colores, con cierta repercusión, al menos a nivel de buenas críticas, ¿Por qué reencarnarte en Rufus T?
Tenía una serie de canciones en inglés que había grabado en casa y que, por diferentes razones, habían quedado fuera de los repertorios de Sequentialee y El Hueso y la Carne. Una de esas razones, desde luego, fue el hecho de que estuvieran cantadas en inglés. Cuando Paco, guitarrista de Tarik y la Fábrica de Colores, creó su propia compañía, Happy Place Records, me propuso que hiciéramos un disco usando esas canciones, así que pensamos en “Going Bananas” como algo realmente alternativo, que no sonara ni mainstream ni indie y que, además de un núcleo fundamental de canciones pop, incluyera elementos poco usuales en la escena española, como atmósferas, orquestaciones, recitados, etc. Por eso decidí también que era el momento de abrir la puerta a Rufus T.
El disco se sale del pop elaborado de tus anteriores trabajos; digamos que es más rock’n’roll, más anglosajón, por decirlo de alguna manera, ¿qué te ha llevado a salirte de la línea anterior en este nuevo trabajo?
Me seducía la idea de considerar a Rufus T, más que como mi alter ego, como un misterioso personaje al que conocí en un bar. Si quería proponer algo artísticamente diferente, pensé que debería partir de esa idea.
Estrenas nuevo sello, ¿qué tal la relación con la gente de Happy Place?
Paco Prieto, Joaquín Aneri, Laura Lizcano y yo nos conocemos desde hace muchos, muchos años. Eso, ciertamente, tiene sus riesgos. Por ejemplo, cuando les exijo el chalé en Somosaguas que me prometieron si firmaba el contrato con ellos, se ríen de mí abiertamente.
¿Cómo se te ocurrió esa fabulosa versión del Himno de Andalucía?
En realidad, fue un arrebato de mala leche tras el comentario absurdo de alguien que me reprochó que cantara en inglés con Tarik y la Fábrica de Colores (On The Radio estaba cantado íntegramente en inglés y Sequentialee contenía tres temas en inglés). Según aquel insensato, cantar en inglés, siendo uno español, era “una traición a una lengua tan rica como la española”. (¿Habrá adjetivo más absurdo que rico para dignificar un idioma? ¿Acaso no es rico el bengalí? ¿Y qué me dicen de las lenguas joisanas? ¿Y del canto de las ballenas?). Así que, del cabreo, se me ocurrió hacer una versión del himno de Andalucía en inglés y el resultado, en mi opinión, funcionó. Ya ven, a veces también debemos estar agradecidos a algún majadero.
En Córdoba, tu ciudad, siempre has tenido muy buena prensa y numerosos seguidores, ¿cómo crees que te percibe el público en el resto de España? ¿Cómo está funcionando el disco?
Me congratulo de tener en España un público que conoce bien mis trabajos. Normalmente, quien va a un concierto de Tarik y la Fábrica de Colores o de Rufus T conoce bien los discos, las canciones. No podemos llenar aforos de 500 personas, pero quien acude a nuestros conciertos suele llevar los discos para que los firmemos, leen lo que se escribe sobre nosotros y nos hacen comentarios sobre las canciones, el sonido, las versiones que hacemos en directo, etcétera. Por supuesto, hay quien solo ha oído hablar de nosotros y acude movido por la curiosidad, pero la mayoría nos conoce bien.
Cuéntame qué banda llevas en directo
Hemos reunido a una banda nueva con la que venimos tocando desde que presentamos “Going Bananas” en Madrid. Nunca antes habíamos sonado tan contundentes en directo. Además de Paco y yo (guitarras y voz), está Julián Mante a la batería, Alfonso Ferrer al bajo y Gabriel Casanova al piano, órgano y sintetizadores. Son gente increíblemente joven y con un talento musical extraordinario. ¡Y, cuando hay que hacer ruido, lo hacen mejor que nadie!
Para terminar, dime qué discos estás escuchando últimamente…
Me entristece la existencia efímera de las bandas de la escena actual tanto como la fruición con la que se devoran las novedades. Es un proceso digestivo cortísimo el tiempo que una nueva banda sale a la luz, es fagocitada por el público y defecada en el olvido. Abro una revista cada semana y me encuentro con 200 nuevos nombres que jamás podré asimilar con gusto. Y la lástima es que damos por buenos muchos de esos productos solo por ser descubrimientos recientes, rendimos demasiada pleitesía a la novedad. Así que llevo unos años refugiado en un período de la música pop acotado en el tiempo (y cerrado a las novedades, jaja): finales de los 50 y principios de los 60. Stax, Chess, Motown, Atlantic,… R&B, Northern Soul, Jazz, Boogaloo, Freakbeat, Garage, British Invasion,… Necesitaría varias vidas para asimilar bien toda la música que se hizo entonces, pero colecciono singles de aquella época y saboreo esas canciones con pausa, las toco con la guitarra en casa, leo sobre el artista, el productor, la discográfica, la coyuntura social en que se publicó. Voy a otro ritmo.
Mané Barquero