Estamos en plena crisis. Problemas por doquier: en el trabajo, las relaciones, el medio ambiente, en el espacio… ¿Qué podemos hacer? La Casa Azul, o lo que es lo mismo Guille Milkyway, nos cuenta que lo mejor es dejarse llevar, escapar de los problemas mediante las canciones con “La Polinesia Meridional” (Elefant Records, 2011), su nuevo disco. Si en «La Revolución Sexual» trata de disfrutar de los pequeños placeres de la vida, en «La Polinesia Meridional» se deja llevar por la negatividad, por la tristeza creando himnos pop bailables para tiempos complicados. Las dos caras de la misma moneda.
El disco se mueve desde “Los chicos hoy saltarán a la pista”, donde propone bailar como método escapista a los problemas que no podemos solucionar, hasta “La niña más hermosa” donde parece que el fin del mundo ha llegado y descubre la hermosura que siempre había estado allí dentro del caos. Algunas de las canciones suenan a hits eurovisivos (las aceleradas “Europa Superstar” o “Sálvese quien Pueda”), pero en otros momentos incluso puede haber momentos Pimpinela a ritmo disco 70’ (“La vida tranquila”). No se corta en hablar del suicidio en «Todas tus amigas» y refleja la realidad que muchas veces dejamos bajo la alfombra en «Terry, Peter y yo». Números festivos carnavaleros en “La fiesta universal”, recuerdos perdidos en la mente con “¿Qué se siente al ser tan joven?”, “Colisión Inminente (Red light, Red lights)” contiene hasta una melodía entre el limbo y los Village People. Se acaba perdiendo en la letra de “Sucumbir”, para también dejar una nota de esperanza en “Una mañana”, una luz ante tanta oscuridad que nos acecha, descubriendo la belleza que no veíamos entre el caos.
Vuelve Guille con sobreproducción, lo que es marca de la casa. Juega con palabras y conceptos, a veces complicados y a veces infantiles. No engaña, quiere poner a bailar al personal. Pero por primera vez, en los más de diez años de carrera, nos encontraremos con lágrimas de tristeza en nuestra cara a la misma velocidad que movemos los pies con los 13 temas que componen éste, su tercer disco de estudio. Un disco que volverá a hacer las delicias de sus seguidores, a la par que les dirá unas cuantas verdades directamente a la cara.
Una discoteca. Fiesta del fin del mundo. La Polinesia Meridional. Unas cervezas. Ya tenemos plan ¡Bailemos hasta la explosión final!