Portada nº 25: Sueño de Una Noche de Verano

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El sueño de una noche de verano… Si estás en Sevilla, como yo ahora, mientras escribo esto, el sueño de una noche de verano es que refresque, por dios, que son las 11 de la noche y el termómetro marca 40 grados.

No sé qué pasa en este mes, que parece que el día es un mero trámite, que estamos deseando que llegue la noche, para echarnos a la calle, para ver una obra de teatro o un concierto en un jardín, al aire libre, quedar con amigos para sentarnos en una terraza, o simplemente pasear un rato.

He vuelto a pasar frente al jardín de mis vecinas, con sus inmensos jazmines, con su «dama de noche», cuyo olor es capaz de marearte… y he regresado a mis noches de verano de la infancia y la adolescencia. Las del bocata y el cine de verano. Las del paseo hasta la heladería. Las de las vecinas con las sillas en la puerta de casa, tomando el fresco…

Con tantas y tantas noches en vela que he pasado desde entonces, solo estas se han quedado grabadas en mi memoria. Probablemente por los olores. El verano es olor: a piscina o a mar; a jabón de recién duchado; a las flores de los jardines.

Mi sueño de una noche de verano siempre transcurre en el Parque de María Luisa, en la umbría, entre enormes árboles, escuchando el agua de las fuentes. O quizá en el Callejón del Agua, o en la Plaza de Doña Elvira… Mi sueño de una noche de verano es recordar tantas y tantas noches de julio, de sofocante julio, paseando por las calles de mi ciudad natal, esa que solo reconozco que echo de menos cuando me llega el olor de la moña de jazmines que ahora tengo en mi mesilla de noche.

Mabi Barbas