Durante todo el mes de febrero hemos podido asistir al Festival Escena Contemporánea Madrid 2012, toda una pasarela de nuevos creadores donde la genialidad con el absurdo comulgan juntos y caminan de la mano en los senderos de arte escénico. El que haya dicho el ARCO de la escena ha dado en el clavo. Y es que, como todo festival, nos hemos encontrado piezas muy buenas de las que no vamos a hablar porque de eso ya se han encargado los ocho millones de bloguers que van de entendidos. Yo, con la venia de sus ilustrísimas, opinaré que salvo en contados casos, el festival me ha parecido un bodrio. Y quiero dejar constancia, y que a su vez me servirá de metáfora, para indicar que el significado de «bodrio» según la R.A.E, es «un plato castellano fuertemente condimentado, por lo que no es recomendado para estómagos delicados por mucho que sus paladares no sean exigentes». En resumidas cuentas, tanta especia cultural me ha producido una indigestión.