la fiera de…
Así que mi suegra fue una cornuda… sin remedio ni contemplaciones. Dicen que esa tarde noche, un hombre estuvo rondando la casa del nº 63 de la calle del abejorro, medio tapado por los setos, parecía vigilar el interior. La vecina del 67 ya no se molestaba en esconderse tras los vistillos; sacó unas pastas y un termo de café y se puso a esperar los acontecimientos; sabía que algo iba a pasar y que sería muy entretenido además esos últimos días en la tele sólo hablaban de lo de Francia donde unos melenudos tiraban piedras a la policía – un completo despropósito – , el vecino del 65 a punto estuvo de llamar a las fuerzas de la orden pero justo cuando descolgó el teléfono para pedir socorro, la puerta de entrada se abrió e iluminó el portal y pudo ver a mi suegra sacar dos maletas, dejarlas en las escaleras y cerrar la puerta.