teatro
Los que me conocéis bien sabéis que no soy muy amigo de Josep María Flotats y sus teatradas, a pesar de que el resto de la crítica parece que le adora y le adoquina las baldosas amarillas cada vez que este señor estrena algo. Pero está más que claro y evidenciado que ni este señor es Dorothy ni el teatro Valle Inclán es el país de Oz, por lo que me dirigí al teatro con cierto escepticismo y, por supuesto, sin haberme leído absolutamente nada previamente, con la mente virgen y los prejuicios en el bolsillo. La sala Francisco Nieva estaba abarrotada, una señal más de la expectación que ha levantado esta obra desde el estreno. Interesante.