PARIS SALIR
Hace un mes, cargada con mis gallinas y mi maletita de cartón, aterrice en París, lo cual, fue genial después de llevar un par de años suspendida por el aire. Después de pasar un Jet lag de una semana, dando saltitos como una niña gordita en una tienda de caramelos de colores, me sobrevino una de las preguntas más transcendentales, que como buena provinciana española me podría sobrevenir – y aquí, ¿por dónde se sale?-. No voy a entrar en detalles sobre lo que se puede denominar gran pelusa gigante con colmillos y mocos que fue la respuesta a esa pregunta.