Una de las cosas más bonitas de los rencuentros es que parece como si el tiempo no hubiera pasado en absoluto. Pues más o menos es lo que me ha sucedido cuando me he rencontrado con Yllana después de un par de años en los que, por cosas de la vida, cada uno tiró por su lado. Y es que cuando una compañía lleva tantos años cosechando éxitos, la relación que se establece con la prensa es casi como la de ese matrimonio que para ser feliz ha de separarse y arrejuntarse cada dos por tres. Yo por Yllana siento debilidad porque creo que es una de esas compañías de teatro terapéutico que te saca la sonrisa cuando mas lo necesitas y cuando menos te lo esperas. Es por eso que siempre habrá un periodista con una hoja en blanco con muchas cosas que contar de esta compañía.