DIN A3
Si hay una época del año que me toca la moral especialmente es, sin duda, la dichosa Navidad.
Es empezar el mes de diciembre y parece que nos echen unos polvos mágicos, que no carnales, y todos nos volvamos gilipoyas. De repente queremos a todo el mundo, saludamos al vecino que no soportamos y le deseamos felices fiestas con una sonrisa, aunque vamos pensando «ahí te pudras», celebramos cenas de empresa y nos emborrachamos con nuestros jefes, a los que no podemos ni ver durante el resto del año, y además, nos volvemos solidarios y nos creemos mejores personas por comprar juguetes a los niños, o echar un bote de lentejas y otro de arroz en un contenedor de la ONG de turno…