Confieso que no conocía de la existencia de esta prenda tan incalificable, hasta que me topé con ella mientras estaba de vacaciones, en una zona de playa, en Portugal. En realidad no lo ví en la playa, sino en la piscina del hotel.
Lo llevaba una, sospecho, rica musulmana, porque el hotel no era precisamente de los baratos, y a ella, a pesar del burquini, no le faltaba por lo demás, ni un detalle (incluído un bolsarraco Prada que alguna vez le ví llevar con soltura).
¿Qué es un burquini?
Un burquini es el horror que veis aquí al lado. Una prenda que se han inventado las musulmanas que quieren darse un baño en una piscina pública, una playa, etc, en países donde la mujer no puede mostrar poco más que las manos y la cara.
Para nosotras, las no musulmanas, este problema no existe.
En playas como las de Río de Janeiro, la competición existe entre si llevar bikini o el famoso «hilo dental» brasileño.
Pero una mujer musulmana, soltera o casada, el problema le llevaba a renunciar a la playa, a nadar o a bucear en el mar, porque la vestimenta se lo impedía.
El conjunto de prohibiciones de la religión musulmana respecto a la exhibición del cuerpo o el rostro de las mujeres, no existían en el tiempo del profeta Mahoma, ni fueron contempladas por él.
Mahoma tuvo varias mujeres, y ellas se encontraban Khadijah, la primera, y Aicha, la última y favorita, que eran mujeres liberadas e feministas, avanzadas a su época.
Khadijah era una mujer de negocios, que conducía caravanas de camellos, y Aicha era muy inteligente y una guerrera, que combatía en batallas.
Las intrigas y los rumores entorno de Aicha, muy bella y mucho más joven que Mahoma, llevaron a la primera prohibición, obligándola a ocultar su rostro, su cuerpo y su cabello en público, para ocultarse a la maledicencia.
Hoy en día la guerra es otra.
Una libanesa australiana, Aheda Zanetti, tuvo la idea de inventar un traje de baño simple, compuesto por dos piezas de poliéster, que sólo dejaba las manos, los pies y el rostro al descubierto. Su nombre proviene de la contracción de burka y de bikini: burkini, y lo comercializa bajo el nombre comercial de Ahiida.
Pronto le salieron imitaciones, de diferente calidad, algunos de ellos prohibidos para su uso en instalaciones públicas, como en las piscinas de Francia, ya que se alega un problema de higiene y de seguridad, ya que tanta tela impide en parte el movimiento, una vez se haya mojado.
Pero, por ejemplo, en Marruecos, como en otros muchos lugares, muchas mujeres prefieren renunciar al baño y la natación, permaneciendo en la orilla de la playa, vestidas, bajo un sol de justicia, para poder vigilar a sus hijos.
Esto no es un artículo de la Policía de la Moda habitual.
No es que la prenda sea fea. Alguna es incluso más mona que muchos trajes de neopreno para surfistas y buceadores.
Lo que denuncia la Policía de la Moda de ANTONIA este mes, es lo que supone la prenda en sí: sumisión y humillación. La presunción de que una mujer deber avergonzarse y esconderse, cuando su marido, novio, hijo, padre o hermano no tienen ninguna obligación de hacerlo.
Huelga decir que el marido de la pobre que llevaba el burkini iba a la manera occidental: traje de baño normal, chanclas. El resto del cuerpo al aire, incluída una enorme barba talibán style.